sábado, 29 de diciembre de 2012

Oops!


Una noche de sábado y escuchando a La Lupe…muchas lecturas se pueden hacer. Todo está en orden, el ambiente está en paz y tengo la libertad de escribir, privilegio que en muchas ocasiones no dispongo.

Es el último sábado del año, estoy casi enfilando a hacer mis introspecciones sobre lo que hice bien y lo que hice mal. Ha sido un gran año en todo el sentido de la palabra. Bravo 2012, te la luciste!
Pero esto que escribo no se trata del flamante 2012, se trata de la noche del último sábado del año. Un Bayleys en mi mesa, mi gato de puntillas sobre el teclado de la computadora y Manuel en su mundo de Xbox y salami Genoa.

No me quiero despedir de la noche sin una nimia reflexión: Se nos enseña a llevar máscaras desde pequeños, como las que dice Mario Benedetti en La Tregua. Máscaras que nos ponemos en la mañana y nos quitamos al atardecer. Máscaras hechas a la medida de cada situación, pero máscaras al fin. Máscaras que esconden quiénes somos y muestran quiénes quisiéramos o deberíamos ser. Se nos enseña a ser máscaras que caminan, saludan, ríen y hasta lloran, sin olvidar que somos lo que somos, máscaras...

Como he sido siempre rebelde con causas, múltiples por cierto, me reúso a colocarme las máscaras que la vida me ha puesto en hileras, por ejemplo la de la felicidad, de “todo está bien y siempre he sido feliz y no tengo un solo problema y claro que conmigo uno se divierte, porque solo soy un dechado de risas”. No. Yo salgo con la cara sin maquillaje siendo quien soy, con mis luces y sombras. Con mis fortalezas y debilidades. Con mis miedos y seguridades. Y si eso espanta a unos cuantos y cuantas, oops! Lo siento, aún así no llevaré puesta la máscara.Ni esa, ni otra. También se nos enseña a elegir no usarlas, esos, nosotros, somos los pocos.

Lo que ven es lo que soy y, si no se usa apreciar la sinceridad, aún sea hecha a base de confesiones sobre debilidades y pánicos, fobias y espantos, pues siempre me queda París, cuando veo Casablanca.

El acto constante de desapego o la Vida de Pi


Honestamente el sábado empezó muy bien, pero como suele pasar en República Dominicana, el día más claro llueve. Pues mi soleado sábado se nubló y antes de que me percatará un diluvio de emociones brotaban de las paredes, de los cuadros, de las sábanas, de mi alma…conclusión salí disparada de mi casa tratando de encontrar caminos, destellos, inciensos, lo que sea. En realidad trataba de no pensar y qué mejor lugar que el cine. Así estaba yo con mi pesar en la sala 2, sin palomitas de maíz y con un capuchino, eso, para que inconscientemente se acentúe mi insomnio. La película era lo de menos, el asunto aquí era no pensar y olvidarme del celular. La película empieza, nada más y nada menos que “Life of Pi”, basada en el best-seller de Yann Martel.

Desde el primer momento me transporté a la India y al corazón de Pi Patel, un muchacho cuyo padre (en la película) es el dueño de un zoológico en Pondicherry. Pi es un niño “raro”, por parte de sus padres tiene creencias hindúes, pero más tarde también alaba a Alá y luego (según el autor), se convierte también al Cristianismo porque siente una enorme atracción hacia Jesús. Así que, Pi es Hindú, Musulmán y Cristiano. Lo que me lleva a la siguiente reflexión, Pi en realidad lo que busca es el amor y la espiritualidad, no las religiones. Cuando Pi (su nombre real es Piscine Molitor, haciendo referencia a una bella piscina de París) es ya un adolescente, su familia decide marcharse a Canadá en un barco, allá venderían todos los animales del zoológico y tendrían una mejor vida, según las expectativas de su padre. Pero una tormenta hace naufragar el barco en el que viajan y casi todos perecen, casi. Pi consigue salvarse gracias a una barcaza en la que también hay otros “pasajeros”, un tigre de Bengala (Richard Parker), un orangután (Jugo de Naranja), una cebra y una hiena, en medio del océano Pacífico, rodeado de peligrosos tiburones. Aquí la trama se llena de simbolismos, por ejemplo, la hiena devora a la cebra poco a poco, incluso mientras aún sigue viva, y hace lo mismo poco después con el orangután. Entonces el tigre, después de recuperarse del intenso mareo, mata a la hiena. Pi se plantea lógicamente deshacerse del tigre, pero no encuentra una solución ya que no puede echarle al agua porque sabe que los tigres nadan, ni matarle de hambre y sed, porque sabe que beben agua salada y, porque en el fondo, no desea hacerlo. Decide cuidarle, pescar para alimentarle, utilizar un silbato como símbolo de mando y marcar su territorio, como hace el animal. En medio del océano, sin nada a qué asirse, en una barcaza y con un tigre, Pi se repite una y otra vez, que nunca se debe perder la esperanza. Incluso en los momentos de tormenta, cuando la barcaza se zarandea, Pi es capaz de ver la grandiosidad de Dios y, de hecho, en un momento subió sus brazos y se entregó a El, dijo “estoy listo”, pero el sol salió de nuevo, obviamente no era su tiempo. Pi se alimentaba de las raciones de supervivencia para varias personas con que contaba el bote y realizando pesca, que comparte humildemente con el tigre. Según pasan los días, el animal, aún sin dejar de ser un tormento, se convierte en compañero imprescindible de ese intento de supervivencia. Estas son muchas historias etretejidas, una de ellas es un chico hindú, naúfrago con un tigre de Bengala al que intenta domar para poder sobrevivir. Otra, es el poder de la fe y ese don intangible que tenemos los seres humanos de sobrevivir a las más terribles circunstancias. Años después Pi, recuperado, casado, con dos hijos y un gato, viviendo en Estados Unidos narró su historia. Lo que más me impactó de su relato fue la sabiduría que él adquirió de esa travesía que pudo marcarle la vida. El escogió aprender de la experiencia, decidió crecer espiritualmente. Resulta que cuando llegó por la Divina Providencia a tierra firme, el tigre se alejó de él y nunca más lo vio. Pi pensó que el tigre se había convertido en su amigo, sin embargo se fue sin mirar hacia atrás y nunca más supo de él. Ya con el bálsamo del tiempo, Pi dice la frase demoledora y contundente para mí: “La vida es un acto constante de desapegos, y eso duele. Pero lo que más duele es renunciar a lo que quieres o que renuncien a ti, sin tener la oportunidad de decir adiós o sin saber por qué”.

Y es cierto, pasa la vida, pasa el tiempo y me he dado cuenta de que vamos sintiendo miedo (casi fobia) a las pérdidas y, que por eso, nos encerramos en un caparazón para que ya no nos hieran más. Sin saber que siempre habrá esa posibilidad, la vida es así y solo nos resta fluir con ella, volar según sus aires, simplemente confiar y tener fe. Las únicas expectativas que tenemos son las que poseemos en las manos. Quizás el miedo a perder es lo que ocasiona que perdamos más. Quizás lo que se pierde es lo que nunca hemos tenido.


martes, 25 de diciembre de 2012

Los que queremos ser escritores


Escribimos. Es una necesidad. Muchas veces no podemos enlazar palabras y, por eso, escribimos.

Escribimos porque no podemos callarnos y, como-vuelvo y escribo- a veces no podemos enlazar palabras, escribimos y esas letras fluyen como el torrente sanguíneo.

Vivimos cada día y vemos además, una vida paralela, que queremos y aspiramos escribir. Un detalle, un olor, un paisaje, un gesto…todo eso lo escribimos, porque forma parte de una historia sin fin, la que siempre estamos escribiendo. Puede ser un drama, una comedia o un trozo de ficción. Puede y suele ser todo eso y un poco más, la parte que le corresponde a la biografía de cada quien, que por más disfrazada, de alguna forma se revela por sí sola.

Escribimos con gozo, con dolor, con ironía, con esperanza, con desilusión, con amargura y frustración. Escribimos porque es lo que sabemos hacer y es de la única manera en la que podemos expresar cómo nos sentimos. Es un desahogo necesario para que nuestras entrañas no exploten, para que el alma no se marchite y, para dejar perpetuado "eso", que en ese preciso momento sentimos.

Mil y una historias cruzan la imaginación, como si fueran aves trasladándose de Norte a Sur, como si fueran olas que nacen en el medio del mar y necesitan llegar a la orilla para bañar la arena. Magia y realidad visten las letras de nosotros, los que queremos ser escritores.

Un rostro, una lágrima, una sonrisa, un desprecio, un vestido, un perfume, un camino…escribimos por eso, para crear historias, para contar historias, para empezar historias y, sí, para terminar historias.

Los que queremos ser escritores nunca estamos satisfechos con lo que escribimos, nunca pensamos que somos lo suficientemente buenos para escribir y nunca nos damos por vencidos para escribir esa línea tan perfecta e impecable que logre cambiar una vida, porque con tan solo una nos basta.

Los que queremos escribir lloramos escribiendo, suspiramos y muchas veces, llevamos el alma encogida de pena o henchida de esperanza. Nacemos para escribir, morimos escribiendo y, según dicen, luego servimos de inspiración para otros que también quieren escribir.

Escribimos, eso hacemos. Enviamos cartas, mensajes por mail, por Facebook, Twitter, mensajes de texto, mensajes por el Blackberrys chats o Whastapp, luego nos arrepentimos, pero volvemos a leerlos y es que nunca debimos enviarlos, pero siempre tenemos que hacerlo. Porque eso es lo que hacemos, escribir, porque si no nos ahogamos en nuestras propias letras.

Solo queremos escribir y que nos lean o no, muchas veces no; escribimos solo para nosotros y para leer lo que hemos escrito mil veces y quitar una letra de aquí y poner otra allá.

Escribimos y lo siento, porque no todos quieren leernos, pero eso es lo que hacemos. Para eso hemos nacido y, nosotros, lo hacemos mil veces más mil veces, multiplicado por mil veces hasta el último aliento.

Escribimos.

Colgado en mi alma


Te fui a visitar. Toque a tu puerta. Entré a dónde estabas. Aunque sabía que no estabas allí, me senté a pensar en ti.

La tarde se hacía espacio y pintaba el cielo de colores tenues. El mismo cielo que veíamos, los mismos colores que admirábamos, a la misma hora que yo alzaba mis ojos para verlo, sin ti.

Te fui a visitar para romper con el hielo de tu ausencia, con el miedo de saber que no te volveré a ver y, para ver al fin ese lugar en donde dicen que estás.

Pude sentir con fuerza los latidos de mi corazón, pude sentir las lágrimas en mis mejillas, pude sentir en mis manos vacías tu ausencia y pude oler ese aroma de las tardes, haciéndose espacio para no morir en un crepúsculo que nada tiene que ver con los que amaba el Poeta.

El Poeta que decía que es “tan corto el amor y tan largo el olvido”. No bastarían mil años para amarte y no me alcanza el tiempo para olvidarte. Debí decirte esto antes de que te fueras, las palabras nunca deben callarse para una próxima ocasión, porque nunca sabemos cuándo es el último momento.

Te fui a visitar, pero a pesar de lo que dicen, yo sé que no estás allí. Te llevo colgado en mi alma como una medalla, muchas veces reprimiendo el deseo de irme a tu lado y sentir otra vez tus brazos. Ni siquiera sé por qué te fui a visitar, si yo sé que nunca estuviste allí. No sé dónde estás, pero sé que no puede ser en ese lugar frío, oscuro y definitivo.

Quizás estás al lado mío y no te percibo. Quizás es tanto el deseo de tocarte, de sentirte, que soy incapaz de ver lo invisible y eterno de este mundo, eso que llaman el regalo de Dios.

viernes, 21 de diciembre de 2012

En puntillas


Para Gabriel.
Sí. La vida es así. Como una moneda que lanzan y gira y gira dejando ver sus dos caras. Como la Luna, que cuando es llena es brillante y avasalladora y, cuando es nueva, fría y oculta…sin embargo siempre está allí la veamos o no, inspire versos enamorados o suspiros acongojados.

Con los inevitables tropiezos vas levantando lentamente las plantas de los pies, porque el dolor, las decepciones, los engaños, las traiciones van limitando tus pasos y llega el tiempo en el que solo en puntillas puedes avanzar a duras pruebas. Llevas un saco de pasado sobre tus hombros y pesa tanto como si fueran las piedras de Stonehenge. La confianza ya es una leve ilusión a la que aspiras pero, no te alcanzan las fuerzas para asirte a ella, y prefieres encerrarte en esa cómoda y espaciosa armadura de cristal. En ella, nada puede pasar ni traspasar y estás a salvo de todo, inclusive de la propia vida.

Sí. Pasan los días, los meses y los años. Porque la vida es así, te estropean el corazón, te lo dejan hecho añicos. Te zarandean, te suben y te bajan, te ofrecen la mano y la retiran cuando más la necesitas. Te entregas y te dejan. Te emocionas, haces planes y antes de concretarlos viene un tsunami y los destruye. Entonces te quedas desprovisto de recursos para salir del lodazal, ni siquiera entiendes qué pasó y por qué pasó. Te preguntas si ha sido tu culpa, pero la respuesta nunca llega. Estás tan obnubilado caminando en puntillas, que no entiendes que nunca pudo ser tu culpa, pasó porque sí, porque la vida es así. Porque ves solo esa cara de la moneda que no para de girar y girar, la cara de su oscuridad. Y te cuidas de no ver su lado de luz y esperanza, porque te molesta el resplandor. Has estado encerrado durante tanto tiempo en la penumbra, que un solo atisbo de claridad hace que tu retina sienta la amarga incertidumbre que amerita salir del caparazón que te has puesto como vestido de gala.

Sigues caminando de puntillas y ni siquiera te detienes a ver hacia los lados durante el trayecto. No te percatas de los rostros que te sonríen, de los abrazos que desean apretar tu pecho, del olor a confianza, paz y plenitud que te siguen como perritos falderos, para que los mimes y los hagas tuyos. No quieres entender que es tiempo de que te eches a descansar, de que pongas las plantas de tus pies en el suelo por mucho que duela el miedo y que simplemente vivas la cara oculta de tu propia moneda. Ya has pasado suficiente. Toca a tu puerta ese nuevo ciclo hermoso y divino que mereces saborear, porque es dulce y es verdadero. Solo tienes que abrirle, es todo.

Atrapa la moneda, que no gire más. Deja que te muestre su aroma embriagador. Olvida el saco del pasado. Deja de medir con la misma vara a los que acaban de llegar, porque nunca serán los mismos que estuvieron. Sal de la armadura de cristal para que empieces a vivir...de nuevo. Y, lo más importante, nunca, nunca, nunca dejes de creer que lo mejor está por venir y, que probablemente, ya llegó y no te has dado cuenta.

Recuerda lo que dice Benavente: "A veces descienden del cielo hilos tejidos como con luz de Luna y Sol, los hilos del amor. Y te recuerdan que no todo es farsa en la farsa, que hay algo eterno, que es verdadero y que no acaba cuando la farsa acaba. Eso es el amor".

No te cuides del amor, porque si es verdadero, te garantizo, te ratifico que habrá una voz en tu interior que te alentará y te dirá que ya no te tienes que cuidar del desamor.

domingo, 16 de diciembre de 2012

“Domingo Ball”


Los domingos huelen a domingo. Se me antoja que ese día de la semana es color púrpura y huele a paz, tranquilidad y a una que otra parrillada de un vecino. Hoy ha sido un “domingo ball”. Sí, hasta esta tarde no tenía archivada esa frase, pero me dijo un amigo que significa –en su caso- estar todo el domingo sentado, viendo fútbol, escuchando la radio y ”eventualmente cocinar algo rico”. Eso dijo él. Y, entonces yo, pues extrapolo la frase a mi mundo karyniano en este domingo en el que no he hecho nada, pero que sin embargo, he hecho mucho. Después de dar de comer a Manuel (misión que ya ni siquiera es imposible, es interminable…), de apapuchar a mi gato que sufre de una especie de dependencia y trastorno de personalidad, de cortarle las uñas a Ceci, mi chihuahua nerviosa y depresiva, y de limpiar la piscina de mi tortuga Clara, de quien francamente estoy por pensar que no le importa absolutamente nada, salvo que le de comer... el día ha transcurrido sin hacer simplemente nada. He estado tumbada en mi sofá, alimentando mi Itunes, ojeando decretos metafísicos, sacando conclusiones sentimentales que posiblemente estén erradas y tomando Bayleys de caramelo. Es decir, este domingo ha sido un “domingo ball”. No he hecho mucho, pero siento que he repasado muchas experiencias en mi mente, como si fuera un carrusel, estoy casi mareada, aunque puede ser por el Bayleys y no por las experiencias o, todo lo contrario.

Siento, también, la paz de mi hogar y el sobresalto de los ocasionales gritos de Manuel por la nueva cinta de Xbox. Siento la plenitud de tener tranquila la conciencia, siento la picardía de lo que hice el viernes pasado y siento el temor de lo que pueda pasar en 2013.

Veo hacia la ventana y el cielo está pintado con colores rosas, grises (sin llegar a 50 tonalidades) y azules degradados. Hermosa estampa para mis ojos. Percibo el olor... el olor del domingo, de las parrilladas, de las familias que van a misa, de las parejas que enfilan hacia el cine y mi olor, el de la nostalgia y las tímidas lágrimas porque hoy no veré a mi padre, ni me sentaré en sus piernas flacas mientras escuchamos al Trío Los Matamoros, como solíamos hacer cada tarde dominguera, previo a comprar los pastelitos de Amparo.  Su ausencia duele más conforme pasan los años. Valoramos más a nuestros seres amados según pasa el tiempo, es el imposible olvido como dice Antonio Gala.

Muevo mi cabeza, como para que ese sentimiento álgido de ausencia paternal se sacuda y, pienso en nimiedades… en las libras que he logrado rebajar, en las uñas de las manos que me han crecido, en las mechas rubias que me he hecho recientemente, en mi último descubrimiento… sí, me gusta la bebida Red Bull, aunque confieso que no he sentido alas y que esa publicidad me resulta poco efectiva dicho sea de paso, y, en una que otra pulsación de mi corazón cuando se contenta rememorando viajes recientes a Constanza y zonas aledañas.

Brindo por la vida con mi Bayleys casi congelado, brindo por lo que viene que siempre, según la canción, es lo mejor –“the best it´s yet to come”-, brindo por el 2012, que gracias a Dios casi se termina y, brindo por cada enseñanza, por más dolorosa que haya sido, que este año me regaló. Brindo por mis grandes amigos, a quienes adoro y quienes siempre han estado allí, justo allí, cuando más los he necesitado. Brindo por mi hijo, el regalo más grandioso e increíble que hace 11 años Dios me dio y brindo por este domingo ball, que sin hacer nada, queriendo hacer mucho y en completa soledad, queriendo estar con alguien, ha sido exquisitamente favorable para mi alma.





sábado, 15 de diciembre de 2012

Hay días perfectos





Estábamos sentados en una diminuta mesa y delante de nosotros, el paisaje era tan inmenso, que nos envolvía dentro de él. Parecía que esa hilera de montañas pintadas de diferentes tonos de verdes nos abrazaba y nos daba su bendición. Fue un día perfecto.

Inició temprano, cuando enfilamos la autopista con una enciclopedia de temas que saltaban entre uno y otro maratónicamente, que de una u otra forma siempre llegaban a una conclusión acompañada de carcajadas. Se me había olvidado esa sensación, la de reír a carcajadas, sin prisas, sin pausas, sin necesidad de control y en completa libertad.

Cada sendero cruzado era una elocuente experiencia que bailaba al son de las canciones que un pequeño Ipod se le antojaba poner.

Lo que importa no es llegar, lo importante es el camino, dice Fito Páez. Pues no nos importaba llegar, ni siquiera el camino, porque estuvimos en un mundo tan distinto y distendido, que solo se me ocurre decir que fue un día perfecto y con eso es suficiente.

Tan desconocidos, que éramos demasiados conocidos. El olor al campo, los rostros afables y resignados de las personas que veíamos, las casitas pintadas y el aroma a café colado en rústicas grecas y más que todo, la sencillez de ser uno mismo.

Estábamos sentados en una diminuta mesa, y, delante de nosotros, el paisaje inmenso nos tocaba las narices que ya estaban frías por el envidiable clima de Constanza. No creo que pueda olvidar la bondad que evidenciaban sus ojos ni la ternura y respeto en cada uno de sus gestos hacia mí.

Tan desconocidos que pensábamos que éramos, tan parecidos que siempre fuimos sin saberlo. Hay días perfectos...





domingo, 4 de noviembre de 2012

Te deseo. (Poema de Víctor Hugo)


"Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado.

Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por mas minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a tí y digas:
"Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte."









Plegaria Indigena





"No te acerques a mi tumba sollozando.


No estoy allí. No duermo ahí.

Soy como mil vientos soplando.

Soy como un diamante en la nieve, brillando

Soy la luz del sol sobre el grano dorado

Soy la lluvia gentil del otoño esperado

Cuando despiertas en la tranquila mañana,

Soy la bandada de pájaros que trina

Soy también las estrellas que titilan,

mientras cae la noche en tu ventana

Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando

No estoy allí. Yo no morí".

Papi, mañana hacen 6 años de tu partida, pero de tu partida de este plano. Desde dónde estás, aún sigues aquí, cerca de mi. Te quiero por siempre. 


sábado, 3 de noviembre de 2012

Adivinar el futuro en la antigüedad, respetable oficio


Las prácticas adivinatorias desde tiempos inmemorables han caminado de mano del hombre, por el simple hecho, quizás, de que no quiere sentirse solo.
Según Cicerón, existe una antigua creencia que se remonta a los tiempos heróicos y que se ve confirmada por el consentimiento del pueblo romano y de todas las naciones. Se trata de que algunas personas están dotadas de una cierta facultad de adivinación. Sin embargo, Crisipo concedía un cierto matiz diferente a esta cualidad en su definición; para él, la adivinación era una facultad que conoce, ve y explica los signos que son ofrecidos a los hombres por los dioses.
Por tanto según Cicerón, el hombre adivinador sería un simple sujeto pasivo, a través del cual los dioses adivinarían el futuro, mientras que para Crisipo sería la inteligencia, el arte del ser humano, aquello que permitiría descubrir la voluntad de los dioses.

Grecia y Roma aportan la Mitología y todo ese catálogo de dioses y semidioses que van exhibiendo sus poderes a través hazañas con los mortales. Así se empieza a hablar de adivinos, de pitonisas…. Así es que Delfos entra en la película como protagonista y su oráculo se convierte en uno de los más nombrados históricamente.

En palabras de a centavos, Oráculo significa aquella profecía recibida de un ser superior por mediación de un humano. En el caso de Delfos, una pitonisa. También se le llamaba a los templos o lugar de predicción.

El auge del Oráculo de Delfos fue tan grande que se debió a aumentar el número de pitonisas, y poco a poco se convirtió en el centro religioso y casi político del pueblo Heleno. No se emprendía ni una sola guerra sin que la pitonisa hubiese emitido antes su opinión al respecto. Su crédito se extendía más allá de la Grecia, hacia todos los pueblos mediterráneos, inclusive algunos estudiosos aseguran que Roma y parte de los pueblos bárbaros consultaron una que otra vez a Delfos.

Junto al Delfos, hubo en Grecia otros veinte oráculos de Apolo, así como otros de Zeus en Olimpia, Dodona y Libia. A estos había que añadir otros facilitados por la lista de dioses y semidioses que predecían según su especialidad.

Si hablamos de adivinación es indudable la importancia que siempre se le ha otorgado a su interpretación. Con seguridad a todos nos ha parecido una que otra vez haber estado en ese específico lugar, lo hemos visto tal y cual es en nuestros sueños, pero estamos conscientes de que nunca hemos estado en él, al menos no físicamente, el enigmático deja vú...

En las civilizaciones antiguas, aparecen anécdotas que nos dan una idea de esta importancia concedida a la interpretación de los sueños: La Biblia nos habla de José que llegó a hombre de importancia del faraón por haberle revelado acertadamente el significado de sus sueños; Alejandro Magno gracias a un aviso onírico, se salvó de ser asesinado; en Homero un dios se aparece en sueños a Agamenón y le sugiere atacar a los troyanos prometiéndole la victoria. Menos conocida es la actitud de Nabucodonosor, que encolerizado porque no supieron interpretar sus sueños, mandó a dar muerte a los adivinos de la corte.

También la escolástica y en concreto Santo Tomas de Aquino, aceptaba un tipo determinado de sueños proféticos que consideraba enviados por Dios. En el Nuevo Testamento se citan algunos sueños también, como el de San José, quien desistió de rechazar a María cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo que no temiera recibirla por esposa, ya que lo concebido por ella es obra del Espíritu Santo. Un nuevo sueño le alertaría del peligro de la matanza que decretó el rey Herodes.

Y si hablamos de sueños, se hace imprescindible mencionar unos muy discutidos y analizados por siglos, se trata de los sueños del médico y astrólogo francés Nostradamus o Michel de Nostredame,  publicó en 1555 una colección de profecías y hoy día famosas “Centurias Astrológicas”, escritas en cuartetos rimados y en lenguaje ambiguo. Se describen en ellas acontecimientos ocurridos desde mediados del siglo XVI, hasta el presunto fin del mundo en el 3797 d. C.

 
En lo menos que podríamos pensar al ver un gallo es en la adivinación, pero como todo es posible, existe la denominada alectomacia o adivinación por medio de esta ave. El infortunado animal se situaba en medio de un círculo dividido en veinte y cuatro compartimientos. En cada uno de ellos figuraba una letra del alfabeto, y mediante el orden en que el gallo picoteaba las casilla, se obtenía un pronóstico que en algunos casos, sirvió para alentar grandes empresas, como lo fue el caso de Teodosio el grande a quien se predijo se adueñaría de un imperio.

La interpretación del plomo derretido fue también una táctica muy difundida; dejando que el plomo cayera sobre una mesa, o en un recipiente con agua, las formas que se describía eran interpretadas por el adivino como buenos o malos presagios.

En la Edad Media era también muy común que cuando alguien era sospechoso de delito, se escribiera su nombre en un papel que se enrollaba en una llave. Atada ésta a una Biblia que sostenía una joven - nos imaginamos que casta y pura -, el sospechoso hablaba y si la llave giraba se le declaraba culpable, lo cual parece una burla a la objetividad como tantas otras cosas pasadas y presentes.

En síntesis podemos afirmar que la naturaleza humana tiene una esencia básica que es la esperanza, esperamos lo bueno, pero le tememos al futuro y por esta razón a través de los siglos hemos buscado las formas de saber o tener una idea de lo que el mañana nos depara.
De todas formas las prácticas adivinatorias desde tiempos inmemorables han caminado de mano del hombre por el simple hecho quizás de que no quiere sentirse solo en el mundo.





domingo, 23 de septiembre de 2012

Si puedo volverte a ver


El tiempo y la distancia se diluyen en un solo pensamiento que bordea los límites de mis sentimientos. Si puedo volverte a ver...


Solo una vez repito y repito en silencio. Miro por la ventana hacia mi izquierda y veo la tarde convertirse en tarde. Escucho los sonidos de la calle. Los árboles largos, gruesos, sabios de mi acera mecen sus hojas lentamente, porque nadie espera que aceleren su movimiento parsimonioso. Las personas caminan y se detienen, conversan de algo que no me importa. Los perros de los vecinos ladran sin cesar pero no me molestan. Vuelvo los ojos hacia mis letras.

Si puedo volverte a ver, será una tarde y será gloriosa. Sin mucho calor, por el contrario, estará acariciada de una tenue brisa que nos envolverá tanto que parecerá que entro en tu cuerpo y me aferro a tus huesos para que nada pueda separarme de ti. Parecerá como si nunca te hubieses ido.

Esa tarde, la gloriosa tarde, volveremos a escuchar a las cotorras que cruzan por la casa y duermen en los árboles del hotel Embajador. Yo estaré sentada en tus piernas largas y delgadas y tú te quejarás con picardía de que  al parecer estoy ganando peso. Yo haré el simulacro de que me levanto, pero tu no me dejarás porque te gusta tenerme en tus piernas, como cuando nací y contabas cada vez que me mecías para que me durmiera. 245, me contaste que dijiste un día extenuado, mientras yo seguía con los ojos abiertos como lunas llenas.

Si puedo volverte a ver, no te soltaré las manos un solo segundo y cada frase que diga se terminará con un “te quiero”. Hablaremos de los políticos, me contarás anécdotas de tu época, porque esta nunca pudiera ser "tu época". Te levantarás de tu silla y buscarás cualquier libro de referencia y en la página exacta, encontrarás el párrafo que quieres que lea. Citarás a Azorín, Benavente, Borges y a Martí, por supuesto.

Tendrás tu chacabana impecable y me dirás que te apetece una cerveza Becks fría. Correré a la cocina para buscarla y dejaré las otras, sí, las otras, en reserva. Me dirás todo lo que has vivido desde que te fuiste. Me explicarás qué colores viste, cuáles texturas tocaste y en qué planos has estado en estos años. Me contarás a quiénes has visto y qué has aprendido. Pondrás tus labios en mis oídos y me confesarás algún secreto que se quedó atrás y nunca pudiste decir. Me pedirás que termine algún asunto inconcluso.

Si puedo volverte a ver no habrá espacio para otras personas, porque serás solo para mí. Me harás entender que nunca te has ido, que todo ha sido un triste espejismo. Que la vida no se divide en estas fronteras y que el amor trasciende cualquier edad, distancia o circunstancia. Que la muerte no existe, es solo una ilusión pasajera.

Si puedo volverte a ver, dirás una vez más, que mis pies, mis manos y mis orejas vienen de tu lado, de los "Font-Bernard que llegaron de Cataluña". Me preguntarás qué he hecho en estos tiempos sin ti, aunque tú lo sepas mejor que yo. Me dirás que nada de lo malo pesa lo suficiente como para empañar las bendiciones que me has estado enviando.

Me hablarás de la dignidad y la honestidad, lo sé, como siempre hiciste. Me vaticinarás una vida plena, en medio de rosas color té y algunos niños correteando en un jardín lleno de perros, gatos y tortugas. Te reirás y dirás con cierto grado de orgullo que siempre he sido así de excéntrica con los animales y con otros asuntos más. Me mirarás con certeza y me abrazarás.

Si puedo volverte a ver ya nunca más te irías, no sin mí. Ya no podría vivir otro día sin ti.

sábado, 28 de julio de 2012

La tarjeta de Martín

Martín es una de las personas más nobles que conozco. Martín también es uno de esos seres creativos, sin morirse por su creatividad. Cada día, su cara me da los "buenos días" en el MIC. Como el día de mi cumpleaños, no pudo estar conmigo, el me hizo una tarjeta y honestamente a juzgar por su diseño y contenido, pues Martín quería que yo tuviera un gran cumpleaños.

Gracias, querido Martín.

domingo, 22 de julio de 2012

El cumpleaños


Desde que nací han pasado muchos 22 de julio. No sé por qué veo esa fecha como un enorme círculo naranja. Sí, el día de mi cumpleaños es naranja y francamente no sé qué podrá significar eso. Me colé en el vientre de mi madre cuando menos ella lo pensaba. Me parece que fue una noche de efímero romance, en la que mis padres entrelazaron una vez más sus cuerpos y trataron de ser los amantes que un día fueron y desde hacía mucho tiempo, habían dejado de ser. Esa noche, yo, como un pececito nadé contra vientos y mareas hasta llegar al punto indicado para mi crecimiento en las entrañas de mi madre. Nadie se lo creía. Mis hermanos ya me llevaban suficientes años, más de 20 cada uno y tenían sus vidas recorridas y por recorrer. Y mientras tanto, estaba yo allí, creciendo, escuchando sonidos y sintiendo sensaciones intrauterinas.
Fue un sábado a las 4:30 de la tarde cuando di el grito. "Nació bien y es niña", eso dijo el gineco obstetra, Dr. Vinicio Calventi. Mis hermanos y mi padre estaban presentes y emocionados. Mi madre hace unos años me confesó que no me había comprado una sola prenda de ropa, porque en esos tiempos aún no se hacían sonografías (no es que hace mucho tiempo tampoco) y al haber pasado tanto tiempo entre su último embarazo (23 años para ser exactos) y el mío, sentía el temor de que algo saliera mal. Imagino que cuando los doctores le dijeron que todo estaba bien y que real y efectivamente tenía cinco dedos en cada pie y en cada mano, que era su mayor temor, envió a sus amigas a que me compraran lo elemental, mientras tanto...
Según testimonios fotográficos, un mar de flores fue enviado a mi madre, por motivo a mi nacimiento. Quizás eso debió de ser una plataforma profética que alfombrara mi vida, para que así de suave y oloroso fuera cada día. Pero no, porque también las rosas tienen espinas.
Hoy, un cumpleaños más.  Mi hijo estaba más emocionado que yo e hizo un itinerario completo para el día. Desayunamos con donas en Krispy Kreeme, almorzamos comida italiana con mi madre. Mis amigas y amigos se esmeraron en hacerme sentir querida y, por eso, me siento agradecida. En la tarde, la brisa me respiró de frente a toda velocidad y el salitre del mar humedeció mi piel mientras paseaba por el malecón de Santo Domingo. Fue una tarde linda, clara, exótica y contundente. Mi mundo viajó por otros mundos, con otros idiomas y otras culturas.
Mientras mi nueva edad hacía su entrada, miré hacia atrás levemente y me dí cuenta del rastro de todos los obstáculos que en 365 días había dejado en el olvido. Miré hacia delante y vi con absoluta certeza el presente que tengo y el sobre que contiene el futuro y que aún tengo que abrir.  Un año menos de vida. Un año más de vida. La ausencia de mi padre más presente y un sueño que huele a cigarros, que suena a samba y que sabe a whisky por cumplir.

Feliz cumpleaños para mí.


sábado, 21 de julio de 2012

La sexta


¿Alguna vez se han preguntado el significado de los números? ¿Qué tal si investigamos un poco sobre el 6?


Según la Biblia el 6 es el número más imperfecto, ya que le falta 1 para llegar a 7, considerado el número perfecto, por lo de los 7 días de la Creación según el Génesis. Sin embargo, el genio de las matemáticas Euclides, llamó al 6 número perfecto por ser igual a la suma de sus divisores.

El 6 es el número atómico del carbono. Ambrosio de Milán, teólogo y orador hizo del 6 un símbolo de la armonía perfecta. También lo es en la Qabala que le adjudica al sexto el Sefira Tiferet que significa, belleza. El 6 es la unidad base del sistema horario. El día como horas es formulable como 6+6+6+6. Como minutos (6x60) + (6x60) + (6x60) + (6x60). Y como segundos (60x60) x (6+6+6+6).

En numerología el 6 busca la armonía familiar, significa inteligencia, adaptabilidad, propicia agilidad mental y sentimental. Es un número asociado a la honestidad y fidelidad.

El 6 es compatible con el 8: una asociación ideal para negocios, proyectos o asuntos laborales.

Yo soy la sexta. No porque llegué tarde a la reunión o porque estoy antes de la séptima. Soy la sexta porque solo eran cinco las elegidas. Mi amiga, hermana y madre en esta y otras vidas Jocelyn, de vez en cuando me hablaba de sus cinco amigas y me las contaba una a una, nombre por nombre, dedo por dedo de su mano fabulosa y estilizada como dice mi hermano. Lo que provocaba en mí ese ardor en mi plexo solar que me hacía cambiar inmediatamente el tema. Entonces la pregunta de ¿por qué no estoy dentro de sus amigas elegidas? me torturaba. Tortura que elegantemente ocultaba.

Pero resulta que después de nuestras acostumbradas mini catarsis matinales, ella hace unos pocos días me dijo con una amplia sonrisa y su pose habitual muy al estilo británica. “Tú sabes que (hace una pausa), tu eres mi sexta amiga. Y quiero que sepas, que ya no estoy por conocer más personas”.

Entonces desde ese momento, no dejo de repetir “!!Soy la sexta!!”. Mi gran amiga, que en breve tiempo ha compartido risas, lágrimas, decepciones, sorpresas, alegrías y más que todo, sinceridad, me considera también su amiga. Y yo ya no tengo el ardor en el plexo solar.

!Soy su sexta!


El susurro del perdón


Antes me importaba esclarecer dudas. Antes necesitaba demostrar mis razones, si yo estaba segura de que tenía la razón. Antes enfrentaba a los pequeños mundos particulares si era necesario, solo para cerciorarme de que la justicia era respetada. Antes limpiaba con las fuerzas de mis entrañas los trazos de suciedad con los que las personas sin alma querían manchar mi nombre.
Antes luchaba a capa y espada para que este o aquel se diera real cuenta quien era yo en realidad.
Antes inicié una cruzada para resarcir de todas las formas  posible la maldad de la que un día fui víctima.
Antes…
Pero mientras caminaba por ese sendero de agrias trampas, un día sin fecha ni hora la brisa cálida cerca de la playa me susurró el alivio del perdón. Que se me coló por los poros y llegó hasta mi corazón. Solo en ese instante me sentí libre. No me importa lo que hicieron o lo que hagan. Lo que pensaron o lo que piensan. Lo que dijeron o lo que digan. Soy tan libre que mis pasos son más livianos y sonrío con la cara en alto.

Perdoné. En vez de sentir rabia por las injusticias y las calumnias, sentí lástima por esos seres tan elementales que solo tienen vacíos existenciales. Que se pasan sus años calculando cómo atrapar a sus víctimas y luego, como dejarlas sin rastro. Que su papel en la vida es aparentar ser lo que nunca han sido ni serán, personas nobles y felices.

El susurro del perdón me envolvió como si fuera un lazo de seda, me acarició lentamente y me dio una palmadita en el hombro izquierdo. Me recordó que los que valen, son los que están y se quedan a modo incondicional. Los demás, son tan solo los demás.

Es tiempo de continuar, abrazada de todas las bendiciones que la vida ha derramado sobre mí. ¿Por qué mirar una minúscula y nimia mancha si tengo tanto resplandor delante de mis ojos?

Y como dice mi querido Fito: “No olvides que el perdón es lo divino y errar a veces suele ser humano. No es bueno hacerse de enemigos, que no estén a la altura del conflicto, que piensan que hacen una guerra y se hacen pis encima como chicos. Que rondan por siniestros ministerios haciendo la parodia del artista. Que todo lo que brilla en este mundo tan sólo les da caspa y les da envidia”.


Entonces solo me resta decir touché!












lunes, 2 de julio de 2012

Maridalia Hernández



Los dominicanos sabemos quién es ella. En Toda América, en el Viejo Continente y en Asia también. Ella entra siempre despampanante porque ella es así. Su personalidad la introduce a la audiencia y su carisma y simpatía hacen galas a la vez. Y cuando la humanidad tan característica de ella, hace una reverencia es siempre para dar paso solemne a su voz.


Su voz… potente, tierna, melodiosa, entonada. No hay una sola alma que no se sienta impactada por su voz. Cuando sube al escenario, ella rocía a todos los presentes de letras maravillosas convertidas en canciones y hace que el público delire, especialmente nosotros, los dominicanos. Nosotros deliramos de orgullo por ella, por Maridalia Hernández.

Tuve la oportunidad de disfrutar de su actuación el pasado viernes 29 de junio, cuando junto a un selecto grupo de personas y un formidable equipo de trabajo encabezado por nuestro querido ministro Manuel García Arévalo, celebramos el 46 Aniversario del Ministerio de Industria y Comercio.

Después de agotar una agenda de actividades conmemorativas, nos dirigimos al Hotel Embajador para almorzar y nuestro broche de oro fue la presentación de Maridalia Hernández con el maestro Jorge Taveras. Dos grandes personalidades que llevan el ADN de los dominicanos a donde quiera que se encuentren. Las manos del maestro iniciaron y nos regalaron notas sublimes y evocadoras que se convirtieron en un camino recorrido al unísono entre Maridalia y él. Dos grandes de los nuestros.

“Teatro” fue la primera canción y como comprenderán, como efecto secundario, se observaban las copas alzadas y las miradas perdidas quién sabe si recordando un viejo amor o un desamor, las sonrisas pícaras de quienes tienen actualmente el gran amor y el suspiro de los que anhelan probar el amor. Todo eso con tan solo una canción.

Ya cuando Maridalia cantó “Te ofrezco”, “Para quererte” y “Quién no sabe de amor”, estábamos todos transportados al mundo mágico y onírico de letras y melodías que esta inmensa cantante y el magistral Jorge Taveras habían creado para nosotros. ¿Qué mortal no sería capaz de decir que estas tres canciones son tres joyas imperecederas de la música?

Fueron 9 canciones pero nos hubiésemos quedado a escuchar algunas 20 más. Porque es que cuando se combina talento, profesionalidad y humanidad, la ecuación arroja como resultado el nombre de Maridalia Hernández.

Ella nos ha dado muchos motivos de orgullo y sé muy bien que le queda un camino de grandes y exitosas cosechas. Su voz por siempre será la caricia tierna y fuerte que hace que las canciones se cuelen por los poros y sean perpetuas.

Ella es Maridalia Hernández.


jueves, 28 de junio de 2012

Poema


El piensa que no es poeta. Que solo escribe vocales y consonantes para expresar ideas pragmáticas y escuetas. Últimamente ha viajado por mágicos lugares y, eso, ha hecho que la medalla en su cuello dance sumergida en reflexiones y aprecios.


El me regala letras, que escribe desde lejos y que se acercan indetenibles a mi pecho. Muchas veces esas letras han levantando mi espíritu y han consolado mi alma. En ocasiones, me insuflan optimismo y hacen que vea un horizonte despejado que es sólo mío. He sentido, también, cómo sus letras me miran con reproche, destilando las verdades que no siempre quiero leer. Y son sus letras las que me rozan con fortaleza y zarandean mis brazos para que los mueva, para que siga, para que no lo haga, para que siempre lo siga haciendo…

El piensa que no es poeta. Pero los poemas nacen de sus manos, como las raíces del árbol frondoso nace de la tierra fértil. El piensa que no tiene inspiración para ser poeta, sin embargo su vida, sus hazañas, sus aventuras y desventuras pudiesen ser los más bellos poemas, si él los escribiera.

Hoy sonrío en silencio. Me cubro en el tiempo para seguir leyendo sus letras, que para él no son un poema, pero que logran que yo siga en silencio, sonriendo y abrazando mi presente que me conduce a un futuro bueno.

Y entre mi silencio y pensamientos, me quedo inmersa en la estampa que él describe sobre mí y que él dice que no es un poema. Pero yo, mortal al fin y al cabo, sucumbo ante esas letras que forman las palabras más sublimes y que juntas se convierten en un poema.

El escribe: “Mi pobre inspiración de poeta te imagina en el mar, en medio de una tempestad, desde un barco grande y seguro. El viento y el salitre dándote en la cara incesantemente. Tú intentando desatar un cabo que une una pequeña y destartalada yola a tu barco; esta choca incesantemente contra el casco, tu, luchas con las apretadas amarras. Al fin, logras desatar el nudo y la precaria yola parte entre inmensas y endemoniadas olas a encontrar su destino final, a hundirse. Y tu, regresas libre del lastre a puerto seguro”.

viernes, 22 de junio de 2012

La firma


Todos tenemos una firma. Todos debemos tener una firma. Unos las tienen sofisticadas, estilizadas e ilegibles. Otros la tienen concisa, exacta. Algunos hacen trazos y otros obras de arte Cubico. La firma dice mucho de la mano que firma, del brazo que controla esa mano y del corazón y cerebro que articulan ese brazo.


La firma es una escritura gráfica o manuscrita que representa el nombre y apellido, o título que una persona escribe de su propia mano y tiene fines identificatorios, jurídica, representativa y diplomática, según Wikipedia. Su fin es identificar, asegurar o autentificar la identidad de un autor, o como una prueba del consentimiento y/o de verificación de la integridad y aprobación de la información contenida en un documento o similar y tiene carácter legal.

Una firma puede decirte que asciendes de posición laboral o que liberan tu talento de esa empresa o institución. Una firma te dice que aprobaron tu proyecto o bien, que lo han declinado. Una firma ratifica una decisión. Una firma une de por vida y una firma, libera, también de por vida. Y para mí, hoy, por un caso especial y excepcional, esa es la mejor de las firmas.



martes, 15 de mayo de 2012

Danilo Medina

Durante mucho tiempo mi mayor deseo fue irme de República Dominicana. Izar las velas y anclar en una nación en donde se respetaran los derechos de los ciudadanos y yo me sintiera útil y libre de encontrar un destino mejor por medio a mi trabajo y esfuerzo. En ese "lugar" que yo eligiera, daría lo mejor de mí, con la diferencia de que sí se tomaría en cuenta y me valorarían no por mi apellido o contactos, sino por mi desempeño y trayectoria. Durante mucho tiempo pensé también que mi hijo necesitaba crecer en otro continente, para poder acceder a oportunidades que en este territorio no tiene, como el acceso a la educación, formación y cultura sin que esto conlleve hipotecar mi vida de por vida. Durante mucho tiempo pensé que la política era una forma de enriquecerse fácilmente o de que te trataran con la ingratitud del olvido y el punzón de la indiferencia, si querías trabajar por el bien común y no por el denominado "lo mío". Mi abuelo y mi padre fueron destacados políticos y en el ocaso de sus vidas, ambos se retiraron con el sabor amargo de haber servido honradamente a sus funciones y a cambio de esto, haberse tenido que retirar excluidos por ser honestos, por decir la verdad, que no siempre resulta lo que se quiere oír, y por no participar de las indelicadezas que ofrece el poder. Siempre me mantuve escéptica con todos los partidos, sus candidatos y sus propuestas políticas y, de hecho, lo confieso, no he votado nunca. Sin embargo, se ha producido un cambio radical en mí. Lo que nunca pensé que pasaría, me he mantenido observando encuestas, analizando a los candidatos presentes y desmenuzando el desarrollo de sus campañas políticas. Me he apasionado de lo que sé que ahora es posible, esperar lo mejor de un candidato presidencial. Por eso, tomé la desición de votar el próximo 20 de mayo. Pero antes, quiero dejar muy claro lo que pienso de los dos candidatos que en la actualidad se disputan la presidencia. El ingeniero Hipólito Mejía, posee un carisma indiscutible, pero indudablemente es una persona colérica e impulsiva y bajo el slogan (muy simple por cierto) de “Llegó Papá”, ha encendido las masas, con quimeras y promesas de convertirse en una especie de salvador de República Dominicana. Es un candidato hueco con una propuesta vacía. Hipólito Mejía promete que habrá un mejor país, pero para todos. ¿Cómo lo va a lograr? Si no puede articular una idea progresista en su mente, ni mucho menos, expresarla. No tengo nada en su contra, pero tenemos que ser realistas. En el desarrollo de su campaña hemos podido apreciar lo que ya sabíamos y sufrimos cuando fue presidente de la Nación en el período 2000-2004, que es una persona incapaz de gobernar, punto. No tiene respeto por los demás, su lenguaje es irreverente, su actitud es arrogante y carece de conocimientos elementales para dirigir el destino de un pueblo. Para mí ha sido un fenómeno sociológico que Mejía aspirara y llegará a dónde ha llegado, después del desastre en el que sumió el país y en el que aún, tantos años después, luchamos por salir. Es preocupante que algunos dominicanos estén tan ciegos como para no darse cuenta de quién es esta persona, que entiende que la política es una vía para atropellar a todos los que no están de acuerdo con él ni les celebran sus "gracias". Es preocupante que aún hayan personas, afortundamente menos, que no entiendan que tan graves serían las consecuencias para el país si Mejía vuelve a ser presidente. Esto es un análisis objetivo y elemental, que cualquier persona con sus cinco sentidos puede hacer. Solo necesitaría escuchar a Hipólito por 5 segundos. La respuesta es clara y contundente, no puede ser presidente de un país. La buena noticia es que dentro del caos que representa la candidatura presidencial de Hipólito Mejía, los dominicanos tenemos otra opción: Danilo Medina. Mientras Mejía se empeña en utilizar una campaña sucia y agita la masa votante peligrosamente, Medina ha sido un candidato que ha trazado sus lineamientos en base al respeto y el orden. Lo quieran admitir o no, Danilo Medina inspira paz y está en control de sus emociones y expresiones. Virtudes fundamentales para un primer mandatario. Le transmite a sus seguidores seguridad y es evidente que está en total capacidad de conducir el país por el camino del progreso que inició el actual Presidente Leonel Fernández. Esto no se llama continuismo del poder, se llama seguir haciendo las cosas bien y, como bien reza la campaña de Medina, corregir lo que debe corregirse y hacer lo que nunca se hizo. Por eso, creo en Danilo Medina y en el cambio que él representa para nosotros. No se me antoja votar por él como un acto reflejo, sino fruto de un análisis minucioso. Lo hago por sentido común y porque indudablemente es un profesional preparado, con un discurso coherente. Quiero un mejor país para mí y para mi hijo. Quiero oportunidades de progreso. Quiero que se respete a los ciudadanos. Y sobre todo, no me quiero ir de mi media isla. Soy dominicana y quiero que mi presidente, me represente como es debido y que me inspire el orgullo que solo Danilo Medina ha despertado en mí. Medina ofrece las alternativas que necesitamos para seguir hacia delante. Porque es un ciudadano con vasta e intachable trayectoria política y porque su plan de gobierno toca todos los puntos que en la actualidad tenemos que reforzar como nación. Porque es noble de corazón y porque yo sé que con él todos nos encaminamos hacia un mejor futuro. Además, tiene junto a él a Margarita Cedeño como candidata a la vicepresidencia. Ella nos ha abierto el camino a las mujeres dominicanas. Con carácter, preparación, humildad pero determinación ha hecho encomiables obras por los más necesitados. El Despacho de la Primera Dama pasó de ser un centro de modelajes a un lugar de trabajo con resultados medibles y palpables. Ella se identifica con la madre, la hija, la empresaria, la estudiante, la que trabaja para el sustento de su familia, la que está sola, la que tiene pareja...y ha demostrado con hechos, quién es y yo creo en su capacidad y buena voluntad. Apuesto a Margarita Cedeño mis esperanzas y sueños de mujer. No voto por conveniencias ni aspiraciones particulares, voto porque por primera vez siento la necesidad de hacerlo. Y lo haré por Danilo Medina, porque es el único que puede ser el presidente de mi país y enaltecer mi bandera.

martes, 1 de mayo de 2012

Mi abuelo


Alberto Font-Bernard, mi abuelo, era un hombre ante todo honorable. Fue un importante orador y político, que desempeñó cargos en el gobierno -léase gobierno- de Rafael Leónidas Trujillo. Entre ellos fue gobernador de la provincia de Santo Domingo y delegado de su Junta Superior. Según los documentos de la época, mi abuelo se destacaba por ser un hombre de extraordinaria simpatía, amable y cordial. A la vez, se le reconocía como un orador con voz de látigo de fuego, que encendía las multitudes con sus discursos bien estructurados e improvisados.
Mi abuelo era muy alto y delgado, igual que lo fue mi padre. Era un hombre romántico y apegado a la lealtad y justicia. Cuando el gobierno de Trujillo se quitó la máscara, se desnudó ante la Nación y se dejó ver tal cual era, una dictadura, él se retiró con un enorme pesar. Se sintió engañado, herido y ultrajado. Había trabajado con esfuerzo para constituir un verdadero gobierno. Su deseo era servirle a un presidente no a un tirano que otrora se vistió de ángel nacionalista y que en versad era un ególatra, narcisista y cruel.
Mi abuelo enfermó de dolor. Muchos doctores acudieron a su lecho, buscando la fórmula para que Font-Bernard recobrara su hálito. Decían que sus pulmones no respondían. Pero lo espiritual y emocional se refleja en lo físico. Solo un doctor, recién graduado por cierto pero masón como él, fue capaz de ver más allá de lo visible. Mi abuelo sufría de una enfermedad incurable, la melancolía. Porque se vio relegado de sus deberes políticos porque no comulgaba con el Generalísmo. Se le privó de trabajar para ganar el sustento digno de su familia y se le impidió expresar sus ideales de libertad y honor a una sociedad que ya no podía escucharlo y a un gobierno que ya era un Trujillismo. Irremediablemente la melancolía recorrió sus huesos y cercenó su alma.
El era un hombre evolucionado, con conocimientos espirituales que no lo pudieron aferrar a este plano. Todo lo contrario. El 9 de enero de 1944 partió a las alturas, tranquilo, sereno y dispuesto.
Sus últimos deseos fueron cumplidos y así sus oficios religiosos se hicieron en la Iglesia de San Miguel. Tal y cómo lo dispuso, en silencio total, porque "las almas que parten no necesitan flores ni lágrimas ni gritos de inconformidad, solo necesitan silencio y oraciones henchidas de fe y resignación".
Mi papá, que también partió hace casi seis años, le escribió ese día una poesía, que llevo muy cerca de mi corazón, porque así los tengo a los dos a su vez, cerca de mi, iluminando el camino que me toca transitar en mi breve paso por este plano terrenal.


Mi padre

Fue un hombre bueno. un hombre que llamaba a las cosas por su alma.
En su mirada había una luz sonriente y delicada.
Se perdió en los caminos de este mundo,
y,por vivir, dejó lo que nos salva: el generoso afán, la mano abierta que derrama memorias y esperanzas.
Se quedó solo y puro.
Dueño total de simples cosas mágicas.
Tan libre llegó a ser, que nada precisaba.
Y una tarde partió. Sin darse cuenta, se le durmió el cansancio en la mirada.
En sus ojos cerrados, se abrió con su muerte, su mañana.
Ramón Font-Bernard
9 de enero 1944

lunes, 23 de abril de 2012

La más feliz de la bolita del mundo



Los dominicanos somos coloridos, creativos y folklóricos. Estructuramos frases que se convierten en parte de nuestro lenguaje coloquial. Y una de ellas, por cierto muy célebre es la que me describe hoy exactamente: Yo, Karyna, soy la más feliz de la bolita del mundo. Sí, lo soy. Pero primero que todo, tengo que explicar que en la ciudad de Santo Domingo existe una plaza que tiene un monumento de gran tamaño, una especie de obelisco que en su centro tiene el globo terráqueo. Se inauguró en el 1955 para celebrar el 25 aniversario de la ascensión al poder de Rafael Leónidas Trujillo, dentro del marco del evento conocido internacionalmente como “La Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”. Irónico ¿no? Luego del derrocamiento de la Dictadura, la plaza pasó a llamarse El Centro de los Héroes en honor a los dominicanos que participaron en la expedición de Maimón, Constanza y Estero Hondo. Ese es su nombre oficial. Ahora bien, el que le ha otorgado la lengua dominicana es “Bolita del Mundo”, frecuentada en las noches de calor y humedad caribeña por mujeres y hombres de la “vida alegre”. Por lo que decir: “voy a la Bolita del Mundo” tiene una connotación muy diferente a decir: “Soy la más Feliz de la Bolita del Mundo”. Esta última quiere decir que de todas las personas en el mundo, yo soy la más feliz!
Retomando mi estado de felicidad extrema, resulta que el sábado pasado a las 2:00 PM en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, ocurrió lo que yo denomino como la consumación entre el azar y el destino. Conocí a un ser maravilloso, respetuoso, cálido y de sonrisa franca. El es un personaje interesante, con una sabiduría encantadora, caballeroso y carismático. Es alto como la genuina esperanza, alegre como un día de sol, sincero como deberíamos ser todos y me dio el regalo más hermoso del universo y sus zonas aledañas. Me dio la oportunidad de conocerlo y de considerarlo mi amigo.
Dos fruit punch, un Buchanan en vaso alto y un poco de maní que nos dio tos, adornaron la pequeña mesa. Por espacio de dos horas tratamos de abordar todos los temas pendientes y nos quedamos cortos. Éramos dos desconocidos que perfectamente se conocían.
Y sigo diciendo a viva voz que soy la más feliz de la bolita del mundo, porque mi amigo vino solo por mí. A partir de ese instante, la imagen de la medalla que sobresalía por debajo de su camisa impecablemente blanca, me persigue en sueños. Como si ese encuentro hubiese sido planificado por los de “arriba”. Como si el mensaje fuera que existen aún personas sinceras, desinteresadas y leales, dispuestas a darte su tiempo a cambio de nada.
Mi amigo me ha dado más que su tiempo, por él he crecido y he podido asimilar experiencias y convertirlas en aprendizajes. A base de consejos que viajan on line durante meses ha esculpido de nuevo mi alma, que antes estaba rota y que hoy reboza de gratitud e ilusiones.
Cuando nos despedimos, di gracias a la vida por el regalo sabatino. Estamos escasos de personas así. Compruebo una vez más que en realidad los hilos del destino obedecen a las directrices del azar.
Y por cierto, queda una pregunta sin respuesta...

jueves, 12 de abril de 2012

Happy evening


A la noche una leve llovizna le regala caricias. Siento desde mi ventana el olor del agua sobre la calle, que se abraza fuerte a la brisa delicada que mueve mi cabello y toca discretamente mi piel.
Es una linda noche y me siento profundamente feliz. Mi hijo descubre aplicaciones en el Ipad justo a mi lado. Mi madre me llamó para desearme bellos sueños. Le envié un mail a mi hermano diciéndole que lo quiero. Mi gato se sube y baja de mi escritorio y mi perrita se acurruca en su canasta. Todos estamos bien y tenemos salud y, bueno, quizás dos o tres libras que rebajar.
La casa está clara, limpia y liviana. Se sienten las vibraciones de todas las buenas energías que nos rodean. Sigue lloviendo y sigue el olor a humedad. Esta es la definición de felicidad.
Tengo la conciencia dormitando rebosante de paz y, debajo de mi almohada, guardo dos o tres consejos que buenos amigos me han regalado. Todavía siento el efecto sanador de la oración de Jacqueline esta mañana y la fuerza y seguridad de las palabras de Jocelyn.
Que alegría sentir mis pies cansados por el exceso de trabajo. Y a pesar de algunos recortes en mi presupuesto mensual y de asumir compromisos que no me corresponden, estoy agradecida de que mi férrea voluntad día a día me enseña el camino para cumplirlos.
Soy feliz porque soy libre de corazón y espíritu.
Hoy es una noche linda. No tiene nada de especial. El cristal de mi ventana está mojado, pero me permite ver más allá. La fe en el futuro arrullará mis sueños más tarde, conforme me despida de este hermoso momento.
Mañana volveré a trabajar y agradeceré sentirme útil en mi oficio.
Estas son solo algunas letras sin trasfondo ni motivo. Son solo para decir humildemente que agradezco por esta happy evening del jueves 12 d abril de 2012.

martes, 10 de abril de 2012

Viniste a liberar


Lo hiciste por mí.
No te importó cómo soy ni cuáles son mis creencias.
Recorriste ese camino, tortuoso y humillante, por mí.
Sufriste los peores agravios y todas las desconsideraciones que un ser humano le puede hacer a otro ser.
Sin embargo, seguiste por mí hasta tu trágico destino.
En vez de reaccionar con altivez y arrogancia con todos los que se reían de ti, bajaste la mirada y te compadeciste de ellos, porque pensabas en mí.
Fuiste más grande que tus circunstancias, porque sabías que serías más grande que la humanidad.
Traspasaste todos los umbrales del dolor, soportaste que tu cuerpo desgarrado ya, se apagara poco a poco.
Porque sabías que tenías que hacerlo por mí, para que hoy yo estuviera aquí.
Tantos años han pasado, y el resultado es que cada vez se “festeja” más tu muerte.
Tú sabías que eso iba a pasar, sin embargo, seguiste directo hacia el lugar en donde el mundo cambiaría de curso y empezaría una nueva historia. Pero una historia que inició con tu sangre derramada por tu inmenso sacrificio.
No hay nadie capaz de soportar el desprecio, la maldad, la crueldad y la injusticia como lo hiciste tú.
Buscabas en “aquellos tiempos” dar un ejemplo de dignidad y amor. Pero es que aquellos tiempos y estos son los mismos, solo unos pocos entendieron tu propósito, solo unos pocos lo entienden verdaderamente hoy.
No viniste a separar con diferentes formas de fe y creencias. No viniste a condenar con mandatos ridículos. Tu mensaje fue simple y poderoso, vibrar en amor y por amor. Viniste a liberar.
Pero se nos ha hecho tan difícil y nos diluimos en discusiones estériles y datos nimios que no desmeritan tu origen ni tu fin ni tu comienzo.
Viniste a decirme que estás aquí y que estás en cada corazón humano, aún en aquellos que te niegan y en los que aún te esperan.
Moriste por mí y por eso volviste a la vida, para que entendiera que hay muchas vidas en una persona hasta el final de su aprendizaje, cuando termina un ciclo e inicia el siguiente.
Lo hiciste por mí.

jueves, 5 de abril de 2012

Porque contigo todo terminará bien.




No importa la religión o la creencia. Hay palabras poderosas, preciosas y precisas que tocan el corazón. Esta oración sencilla, es un ejemplo de esto. "Tropecé" con ella anoche, estaba en uno de esos libros que tenemos hace siglos en el estante de una esquina, que vemos, sin ver, hasta ayer...

"Dios mío, creador de todas las cosas, que amas todo lo que existe, fortaléceme por dentro con Tu infinito poder y con Tu ternura divina.
Enséñame a depender serenamente en ti, para que pueda entregarte todos mis controles.
Quiero estar bien dispuesto para lo que quieras y como quieras, para enfrentar cualquier desafío e iniciar nuevas etapas.
Ayúdame a desprenderme de mis planes cuando la vida me los modifique. Toca mi corazón para que confíe en tu protección amorosa. Serás mi poderoso salvador en medio de toda dificultad.
Derrama en mi tu vida, intensa y armoniosa para que no me resista al cansancio, al desgaste, a los cambios y para que no busque falsas seguridades.
Enséñame a aceptar con serenidad y fortaleza los limites variados de cada día y las cosas imprevistas. Libérame de toda resistencia interior contra la realidad.
Ayúdame a confiar, Señor, sabiendo que de todo puedes sacar algo bueno para mí.
Enséñame a vencer mis nerviosismos y tensiones, para enfrentar con calma y seguridad interior todo lo que me sucede.
Porque todo terminara bien.
Destruye toda desconfianza para que pueda descansar en Tu presencia, aflojarme en tus brazos de Padre, sin pretender escapar de tu mirada de amor.
Vive conmigo, Señor enfrenta conmigo los desafíos y las dificultades que ahora tengo que resolver. Porque contigo todo terminará bien.
Amén."

domingo, 1 de abril de 2012

Pequeña afirmación


Santo Domingo fue bendecido con un maravilloso primer domingo de abril de 2012, un año que va en patines para mí.
Fue un domingo lindo, suave y sencillo. Y, en muchos aspectos, fue un domingo significativo para la madre de Manuel Font-Bernard. Por una extraña razón que desconozco de forma no de fondo, mi hijo de 10 años prefiere que escriban su nombre completo poniendo como primer apellido, el mismo de su abuelo Ramón, mi padre. Es tan tajante en este sentido, que fue al registro de su colegio para cambiar toda su documentación. Pero esa, es otra larga historia que no cabe en nuestro domingo.
Nos despertamos tarde, desayunamos huevos revueltos con tocino, vimos las repeticiones de Big Bang Theory y escuchamos todas las producciones de Michael Bublé habidas y por haber.
De almuerzo, no conformes con el exceso de colesterol previo, hicimos papas fritas con salami genoa. La casa olía a familia y aceite de oliva caliente. Manuel y yo conversamos de temas tan transcendentales como el resultado de las próximas elecciones y tan nimios, como el cambio del agua de Sofía, la tortuga que está en la terraza.
Manuel, con una década de vida en esta vida, es capaz de darme lecciones y consejos, reprimendas y advertencias. Sí, mi hijo. Hoy me sacó en cara con un "te lo dije" muy peculiar, dos o tres episodios de nuestra trayectoria juntos.
En muchos aspectos, se parece a mí. Siento esa extraña sensación de verme reflejada en los ojos de mi hijo. A su edad, me gustaba la música con locura, como a él. A su edad, yo escribía poemas y cuentos, como él. A su edad, yo tenía opiniones muy definidas e irrebatibles sobre la religión y la espiritualidad, justo como Manuel. A su edad, yo había creado un mundo interior en donde no hacía falta la gente y, así mismo lo ha hecho Manuel.
Hoy, entre la grasa de las papas fritas y el sol orgulloso de las 2:30 de la tarde, hablamos sobre algunas realidades de la vida y como siempre, buscamos referencias. Le dije que la canción Affirmation del grupo Savage Garden, para mí, era una compilación sabia sobre la vida. Es una canción que no fue excesivamente famosa, mucho menos el emblema de ese grupo (no sé si aún sigue unido), pero es simple, sencilla y práctica, como deberíamos vivir. La vida no es más que el conjunto de momentos felices y, la felicidad, es mucho más fácil de encontrar de lo que suponemos. La vida es como una cajita de música que toca siempre y cuando la abres. Abrirse es estar vivo, el siguiente paso es aceptar el camino y recorrerlo. No importa si es a través de cumbres borrascosas o arena caliente, no importa si es por medio de un bosque lúgubre y oscuro. La vida siempre tiene ciclos de aprendizaje y, he aprendido, que lo mejor es evitar resistirse a ese aprendizaje. Solo tenemos que aprender y al instante, cerramos un ciclo y abrimos otros. He aprendido que la fe, que no tiene que ver nada con la religión, es lo que nos mantiene como torres a través de esas transiciones. He aprendido que todo pasa, todo fluye, todo tiene una razón y un propósito. He aprendido a respirar, aún cuando no he tenido fuerzas para que mis pulmones inhalen y exhalen oxigeno y he aprendido, que en ocasiones solo tienes que bajar la mirada para luego subirla, confiar y seguir el camino. Eso, hoy fue el tema con Manuel, un alma vieja atrapada en un cuerpo de una década que ama las alitas picantes, amén de las papas fritas con salami genoa.

LETRA DE LA CANCION SAVAGE GARDEN - AFFIRMATION
Yo creo que el sol nunca debería usarse como un argumento
Yo creo que nosotros depositamos nuestra felicidad en las manos de otras personas
Yo creo que la comida chatarra sabe tan bien porque es mala para ti
Yo creo que tus padres hicieron el mejor trabajo que ellos entendían
Yo creo que las revistas de belleza promueven la baja autoestima
Yo creo que soy amado y me siento un ser completo aún cuando estoy solo

Yo creo en la responsabilidad de tus actos, lo que das es lo que recibes
Yo creo que no puedes apreciar el amor verdadero hasta que hayas sufrido su pérdida
Yo creo que el pasto de tu casa no es menos verde en el de la casa de enfrente
Yo creo que no sabes lo que has tenido hasta que le dices adiós

Yo creo que no puedes controlar o escoger tu sexualidad
Yo creo que la confianza es más importante que la monogamia
Yo creo que tus aspectos más atractivos son tu mente y tu alma
Yo creo que la familia es más valiosa que el dinero o el oro
Yo creo que el esfuerzo por la libertad financiera es injusto
Yo creo que los únicos que están en desacuerdo con esto son los millonarios

Yo creo que el perdón es la llave para tu felicidad
Yo creo que Dios no apoya a los evangelistas de la televisión
Yo creo en el amor sobrevive a la muerte y va hacia la eternidad


Fuente: musica.com

Savage Garden - Affirmation

jueves, 1 de marzo de 2012

Madurez



No suelo leer mensajes de grupos de ayuda o autoayuda o buscando ayudas...usualmente los borro inmediatamente. Pero hoy el título de del mensaje que estaba en mi bandeja de entrada enviado por el grupo "Fuego para el alma", me llamó la atención. No pude evitar reproducirlo íntegramente en este blog. Real y efectivamente todo el contenido del mensaje, nos invita a reflexionar, a tomar un respiro, a mover el cuello y analizarnos íntimamente para descubrir si en verdad, somos maduros o, al menos, estamos en vías de serlo.

" Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las
discrepancias sin violencia o destrucción.
Madurez es cuando aprendemos a no prejuzgar, no juzgar, no criticar,
no participar en los rumores falsos que contaminan nuestra alma.
Madurez es poner en práctica las enseñanzas recibidas de la vida que
nos llevan a la verdadera felicidad.
Madurez es tener una gran intuición y hacer a un lado todo aquello
que nos manipule o afecten a nuestras vidas.
Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el placer inmediato
en favor de un beneficio a largo plazo.
Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un
proyecto o una situación a pesar de una fuerte oposición y retrocesos
decepcionantes.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir "me
equivoqué" y, cuando se está en lo correcto, madurez es no
necesitar experimentar la satisfacción de decir "te lo dije".
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.
Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no
hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar
la crisis.
Los inmaduros son maestros de la excusa, son los confusos y
desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas,
amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que
nunca se convierten en realidades.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar".