viernes, 22 de junio de 2012

La firma


Todos tenemos una firma. Todos debemos tener una firma. Unos las tienen sofisticadas, estilizadas e ilegibles. Otros la tienen concisa, exacta. Algunos hacen trazos y otros obras de arte Cubico. La firma dice mucho de la mano que firma, del brazo que controla esa mano y del corazón y cerebro que articulan ese brazo.


La firma es una escritura gráfica o manuscrita que representa el nombre y apellido, o título que una persona escribe de su propia mano y tiene fines identificatorios, jurídica, representativa y diplomática, según Wikipedia. Su fin es identificar, asegurar o autentificar la identidad de un autor, o como una prueba del consentimiento y/o de verificación de la integridad y aprobación de la información contenida en un documento o similar y tiene carácter legal.

Una firma puede decirte que asciendes de posición laboral o que liberan tu talento de esa empresa o institución. Una firma te dice que aprobaron tu proyecto o bien, que lo han declinado. Una firma ratifica una decisión. Una firma une de por vida y una firma, libera, también de por vida. Y para mí, hoy, por un caso especial y excepcional, esa es la mejor de las firmas.



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