miércoles, 26 de octubre de 2011

Mírate en el espejo


Manuel quiero que seas un hombre de bien. No se trata de ser el mejor hombre, se trata de ser un hombre de bien. Los seres humanos debemos cultivar esa palabra intangible que se llama conciencia y la voz que se desprende de ella, porque si no aprendes a escucharla, no tendrás referencia entre lo que está mal y está bien. Sé que no eres perfecto, nadie lo es. Y sé que cometerás errores, aquí estaré para señalártelos y ayudarte a enmendarlos. Tal y como tú a tus diez años, haces conmigo. Recuerda que somos un equipo. Entiendo que será inevitable que hagas sufrir a algunas personas y, que a su vez, también te hagan sufrir a ti en el proceso de vivir. Lo importante es tener el conocimiento pleno de esto y tener la humildad de pedir y aceptar el perdón. En la medida de lo posible, trata de que tu camino sea tan recto como la línea del horizonte. Las medias tintas son solo eso, medias tintas y el honor, nunca se parte por la mitad. Por lo tanto sé honorable, porque por las noches, a pesar de las decepciones inevitables, sentir que eres digno, te dará paz y fuerzas para continuar el trayecto.
Crece sabiendo que las palabras no se las lleva el viento, hieren y destruyen, como también, sanan y acarician. Procura ser sincero y fiel a tí mismo, para que lo puedas ser con los demás. Nunca los valores pasarán de moda, así que agárrate fuerte de la integridad. Aunque muchas veces sientas que la honestidad no vale la pena, que eres una especie rara dentro de la manada, al final, entenderás que la felicidad no es más que sentir sosiego en las tormentas y fe en la oscuridad y, esto, solo podrás sentirlo si eres honesto.
Trata de olvidar los dolores que te provocan los insensibles y por favor, no pierdas el tiempo preguntando por qué lo hacen. No encontrarás una respuesta que te satisfaga. La realidad es que hay gente buena y gente no tan buena. Y tú eres de este primer grupo, no esperes que los del segundo, se comporten como tú. Cuídate de ellos, es tu responsabilidad defenderte con uñas y dientes de los trepadores que aparecen enredados en el pavimento, al acecho de un tronco al que aferrarse. Nadie tiene derecho a lesionarte ni a cuestionarte. Sé humilde, sé paciente, sé creyente, hijo que la vida es justa pero a su tiempo. Tus seres de Luz estarán siempre a tu lado. Yo, el día que desencarne, desde otro plano, estaré proyectándote amor para que tus caminos no sean ásperos y encuentres las direcciones correctas.
Manuel, todo tiene una razón de ser. Nadie te deja, la vida retira lo que no conviene tener cerca. Aprende a mirar en silencio cómo todo lo que sube, baja y cómo cada causa, genera un efecto. Es de sabios ser paciente y tu, lo tienes que ser. Verás cómo pasan frente a tus ojos cabizbajos, los que un día altivos pensaron que con su indiferencia te hacían sentir menos.
Y esto es casi un ruego, por favor, te pido, que seas lo suficientemente diáfano para poder ver tu imagen en cualquier espejo y que no tengas la necesidad de mirar hacia otro lado.

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