viernes, 21 de octubre de 2011

Getting out of the closet



Soy despistada. A veces, no proceso lo que digo, simplemente lo digo. Por eso, Ana se quedó mirándome con cara de espantos. Y de repente todos, absolutamente todos en el lugar, se callaron, justo después de mi frase célebre: Salí del closet!
Obviamente me refería a mi closet particular y eso, tuve que aclararlo pacientemente, ante la incredulidad de mi audiencia.
Este era mi closet. En el guardaba las apariencias y metía mis creencias en el baúl, por temor a que me tildaran de algo que no soy. Quizás si lo soy. Como lo dicen algunos, “estudiante de la LUZ”. Esa soy.
Sí, lo admito, que me gustan los rituales. Que ando investigando las propiedades de las plantas, las piedras, los colores y los aromas. Que tengo en cada esquina de mi casa, un bowl con agua y alcanfor para purificar el ambiente. Y que tengo varitas de incienso de mirra en la entrada de mi habitación.
Si salí del closet, porque ya no me importa que piensen que estoy arriba del cuckoo´s nest o que soy la brujita con la escoba. Sé que todo es energía, que no se crea ni se transforma. Que somos poderosos si nos enfocamos en utilizarla para el bien y si vibramos en el amor.
Tengo una sábila en la puerta de entrada para las malas vibras, y tengo un velón encendido permanentemente a San Miguel, para que con su espada nos defienda, como de hecho, lo hizo. Cada noche invoco el angel de la guarda y de vez en cuando, limpio mi casa con vainilla.
Aún no tengo una bola de cristal ni una varita mágica, pero tengo la firme convicción de que los pensamientos son ondas que viajan por el espacio y que son capaces de crear los acontecimientos.
Y por encima de todo, sé muy bien que la energía mal usada es un boomerang y que aquellos tristes mortales que la utilizan para hacer daño, se les devuelve multiplicada. Allí es cuando se genera el karma y empieza la ley de causa y el efecto.

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