sábado, 19 de noviembre de 2011

Back to Quintas








La primera vez que fui pensé que no debía haber ido nunca. Porque desde que mis pies size 6 ½ tocaron el suelo de la oficina del proyecto, sentí un corrientazo que en ese momento no logré descifrar. No lograba captar si tenía que salir corriendo lo antes posible de Quintas del Bosque o por el contrario, tenía que afincarme allí y quedarme de por vida. Una serie de eventos afortunados y desafortunados que sucedieron durante los próximos meses, no me aclararon la duda.
Quintas del Bosque, es un proyecto maravilloso, situado en una montaña en Jarabacoa. Allí, la naturaleza tiene un papel protagónico. Te sientes inmerso y sumergido en el verdor y los diferentes tipos
de pinos, además de la amplia gama de flora que hace que sientas que estás en otro mundo, en la república independiente de Quintas del Bosque.
En aquel lugar conoces a Jose Roberto Hernández, director del proyecto, quien junto con su maravillosa esposa Michelle y sus dos adorables hijas, se mudaron a esta montaña y con esfuerzo, sacrificio, disciplina y tesón han logrado que todo funcione, junto con los empleados, evidentemente motivados. Todos hacen que te sientas sencillamente en paz y feliz.
Volviendo a la serie de eventos afortunados y desafortunados, en Quintas del Bosque, deposité todas mis ilusiones en una hermosa casa. Las llevé en un cofre que hasta el momento estaba cerrado. Estructuré una vida que siempre había soñado. El campo, la libertad, el aire fresco, el olor a hierba, los espacios abiertos, la neblina y el sonido de esos animalitos y elementales propios de la naturaleza.
En esa hermosa casa sentí como esos sueños, ilusiones y proyectos se hicieron añicos un domingo de mayo. Sentí una mano blanca y arrugada sobre mi espalda y acto seguido, escuché de una voz severa pero serena la famosa frase: “no será para ti. No te lo voy a permitir”. No fue un diálogo de una película de suspenso, fue la voz de un destino inexorable que me anunciaba que pronto viviría una de las pruebas más fuertes de mi vida. Ese día pensé que ya nunca más volvería a Quintas.
Durante los próximos seis meses supe que la vida te lleva en ocasiones a tu límite, para saber si resistes o desistes. Llegué a pensar que el acertijo estaba descifrado y que en realidad, no debí nunca ir a Quintas del Bosque. Que el corrientazo que sentí, fue porque debí salir corriendo y enfilar hacia la carretera y nunca más mirar hacia atrás.
Sin embargo, volví a Quintas del Bosque el 19 de noviembre de 2011 y mis pies size
6 ½ volvieron a pisar el suelo de una de sus casas, sintieron nuevamente el mismo corrientazo que recorrió cada nervio de mi cuerpo. Lo entendí al fin, se iluminó la sala mental, lo vi todo claro. Si volví fue porque resistí y si resistí, fue porque pasé la prueba. Sí debí pisar Quintas del Bosque, porque el hilo conductor de los sucesos que se desencadenaron a propósito de ese plan inicial de vida allá, levantaron el telón, acabaron con la obra de teatro y me situaron en la realidad. The show it´s over, but you have to move on. El corrientazo lo que me indicaba era que me quedaré en Quintas, en ese bosque, de por vida.
Volver a Quintas significa dignificar la suma del esfuerzo de tantas personas que desinteresadamente me han extendido la mano y, eso, yo lo agradeceré siempre. No se trata de tener una casa en el campo, se trata de que de alguna forma, la vida va poniendo todo en su lugar y, evidentemente, mi lugar está en ese lote, que es el que me corresponde, en el que puedo ser yo misma y puedo convertirlo en mi espacio y refugio. Tiene una vista impresionante hacia las montañas y el pueblo. Allí llevaré mis ilusiones pero en un cofre nuevo, limpio y libre. Volveré a escuchar a esos animalitos y elementales que están en contacto con la naturaleza y volveré a bailar la danza de la neblina, que entra por las ventanas sin pedir permiso. Volveré a aspirar el aire fresco y poco a poco, volveré a estructurar la vida que he soñado y que es posible realizar si tienes fe y buena voluntad.
Back to Quintas, back to life. Con lecciones aprendidas, infinitas gratitudes y la convicción del poder de la oración y las buenas energías. Cambié de bosque, de lote y de número pero sigo estando en Quintas.

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