lunes, 18 de mayo de 2009

El oficio de vivir


Todo pasa tan deprisa en la vida. Es como si el tiempo anduviera en una competencia constante y feroz con el... tiempo. Estamos inmersos en nuestros afanes y tenemos una existencia con tantas cotidianidades e incomodidades, que a veces no nos alcanza la razón para darnos cuenta de todo lo que nos rodea. Salimos y entramos, hablamos, comemos y hasta nos divertimos en una forma acelerada porque siempre hay mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo. Y en medio de toda la vorágine, la gente que va y viene, que nos habla, que nos pregunta, que se nos adelanta o nos hace retrasar... Cada una de esas personas con las que tenemos que tratar diariamente y que a veces nos parece que han llegado de continentes diferentes, de hecho, a veces es cierto, al menos de países distintos y no parecemos entendernos. Entonces perdemos la paciencia a menudo y se nos llena la cabeza de tensión y andamos en la calle con una cara de sustos que se empeora cuando perdemos 20 minutos en un tapón. Y es cuando empieza el rosario de quejas...
Pero por qué no pensar que tenemos la dicha de vivir en un mundo en donde sus habitantes son imperfectos, somos imperfectos eso es todo. No podemos perder la carrera con el tiempo lamentándonos a diario, porque corremos el riesgo de no apreciar las maravillas que nos cruzan por el camino. Cultivando la tolerancia y la paciencia, tendremos acceso a abrirnos cada día un poco más a la virtud del alma. Veamos nuestro cristal hacia el exterior de una forma diáfana y que nada ni nadie lo pueda empañar. A fin de cuentas, es el oficio de vivir.

1 comentario:

  1. Por alguna razón me hiciste recordar la película Revolutionary Road, que retrata la situación por la que atraviesan muchas personas que se concentran siempre en lo que no tienen y se amargan su existencia porque fijan en su mente ideales de perfección que son imposibles de lograr en este mundo imperfecto. Así, somos cada vez más incapaces de convertir el día a día en un mejor estilo de vida y nuestra realidad, en nuestro mejor escenario.

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