El se lo dijo, que lo leyera, pero nos sus letras, sino a él mismo. El le dijo que deseaba su liberación. El le dijo que ella era un ser único. El le dijo que se aburrió de las falsas moralidades y que deseaba sólo una moral para disfrutar. El le dijo que deseaba sus besos. El le dijo que tenía un corazón a pesar de las apariencias, pero un corazón que late de verdad, que se emociona, que se entristece y que necesita amor. El le dijo que creyera en él. El le dijo que estaba disponible siempre para apoyarla. El le dijo que se sentía feliz por sus triunfos.
La distancia los separa, la distancia autoimpuesta; aún sus besos no se consuman. Los protocolos los alejan, aún sus vidas cursan caminos distintos. Aún el miedo a descubrir los sentimientos los coloca en la indiferencia e incertidumbre. Y lo peor, es que aún ella no cree en sus palabras y el no hace que ella las crea. La confianza dura mucho tiempo en construirse y un sólo minuto en deshacerse. El le mintió y ella no lo olvida, a pesar de que lo perdonó.
Y así sus vidas son burbujas que vuelan hacia direcciones distintas, a pesar de que ella lo quiere y él a veces siente aprecio por ella. A veces...
Es la historia de dos personas que me pareció interesante transcribir en un blog. El final de ellos, fue el olvido, que es largo, mucho más que el amor, ese sentimiento que no creo que en algún momento se haya cobijado dentro de él.
Es una historia que encontré escondida en un libro viejo y maltratado, pero que conserva la esencia y el orgullo. Es un libro olvidado, en el último cajón del armario. Es una historia como muchas otras… el amor, el deseo, la distancia, el olvido, las apariencias, los mal entendidos.
El está en su refugio y ella fabricó un refugio.
Y yo leo estas páginas e imagino cómo fue su idilio, qué tan sincero pudo ser y cómo habría podido subsistir, sin tan sólo el o ella hubiesen querido o quizás quisieron y no supieron perseverar o quizás él no quiso por miedo a amar y ella por miedo a ser defrauda una vez más. O quizás...
Ella supo que el no la quería y él supo que no la podía querer y así hace 20 años la historia de amor que debió nacer, se quedó en el limbo de los sueños y dejó de respirar, de vivir, de ser… Es una historia sin nada en particular, como tantas otras. Es simplemente una historia, ni siquiera sé si es verdadera.
He querido transcribir esto, hoy una noche común y corriente del mes junio. Sin ninguna particularidad insisto, sólo encontré una historia de amor fallida escondida en un libro añejo, como tantas otras más. Y aún pienso, habrá en algún momento la esperanza de unirlos? Ni siquiera sé dónde están.
Dos personas que se parecen, que tienen los mismos intereses, que se entienden y que se unen como cristales cóncavos y convexos. Que solían arder de pasión. Podría pensar que lo de ellos simplemente fue una estrella fugaz que no significó... o quizás significó, pero el o ella no quisieron que significara. Que complejo es el amor o el desamor o el amor sin ser amor...
Es una historia que se repite, pero el miedo, las armaduras, los caparazones son escondites para no ser cómo se es y para aparentar ser lo que no se es.
Ella y el... sin nada en particular y con todos los sentimientos que sentir y expresar. ¿Algún día tendrían una oportunidad? Ella lo admira ¿pero el la amará?
Una historia sin nada en particular.
¿Quién en algún momento de su vida no ha dejado ir eso que tanto deseaba sólo por no tener el coraje suficiente como para impedir su partida? Esa cobardía buena para nada, improductiva, carente de frutos, es muchas veces la culpable de que seamos unos tontos incapaces de convertirnos en los dueños y señores de nuestro propio destino.
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