jueves, 30 de mayo de 2013

Aprendizajes


Uno de los momentos más importantes que puede experimentar una persona, es encontrarse consigo misma y entender que sin importar los años y las circunstancias, aún le falta mucho por aprender. En ese mismo intervalo, seguramente se dará cuenta también de todo lo que ha aprendido. Ese es un instante mágico en el que esa persona solo está acompañada con la única presencia de ella misma.

Entonces como una secuencia fotográfica esa persona está en capacidad de ver cada etapa de la vida que ha vivido hasta el momento y siente la necesidad de bendecirlas, reverenciarlas y darles las gracias, porque sin esas etapas, no sería quién es y no evolucionaría hasta donde quiere llegar.

En ese instante mágico se asimila la grandeza del desapego, la libertad de la sencillez, la necesidad del silencio y el valor de los sentimientos.

Cuando uno llega a ese escalón de la inmensa y pequeña escalera que es la vida, podemos visualizar claramente el trayecto por el cual queremos realmente caminar, si es con pies descalzos, mejor. Estamos en perfecto conocimiento de lo que añoramos, pero nuestro sueño no depende de tenerlo o no, porque sabemos que algún día, en algún lugar y en alguna hora marcada por las manecillas del reloj, lo tendremos y  así completaremos el círculo que nos avala aquellos certificados de aprendizajes que vamos acumulando conforme pasan los días.


Mientras tanto…vivimos.

martes, 14 de mayo de 2013

Creo, confío y siento



Le dije a mi amigo Edgar en una de nuestras conversaciones infinitas, trascendentales y profundamente espirituales, que sentía que vivía la vida, esta vida, como un surfista subido en su tabla subiendo y bajando olas y tratando de no caerse al mar.
Como siempre, mi querido Edgar tiene una respuesta, serena, concisa y certera. Me dijo: “Solo vibra en armonía. Cada día tienes una nueva oportunidad”. Y es cierto pero…cuando elegimos el camino espiritual, estamos eligiendo un nuevo estilo de vida. No me refiero a vestirse como monjes tibetanos o dejar de escuchar salsa o de no tomar margaritas frozen, porque todo eso es compatible al ejercicio diario de reeducar la mente y sustituir aquellos viejos conceptos sobre la vida, Dios, nuestros propósitos y nuestras circunstancias. Los sustituimos por estos conceptos o realidades que alojamos en el consciente, pero que desde tiempos inmemoriales habitan en el inconsciente de todos. Y nos empezamos a entrenar, lo cual no es algo tan fácil, porque se trata de un autoentrenamiento, lo elijes y solo tú sabes qué estás pensando y proyectando. Eres el alumno preparado al que ya le ha venido al encuentro el maestro que le entrega las herramientas y ahora, debes aprender a usarlas. Es aprender a vivir mientras sigues viviendo, sabiendo y reconociendo que todo, absolutamente todo, se basa en el amor y en vibrar en armonía, estos dos conceptos son el punto de partida.
Mi gran amigo y hermano Edgar ha dedicado interminables horas explicándome los porqués de esto, de aquello y de lo otro, porque de repente, esos porqués, esos aquellos, esos otros, nos guían al mismo punto de partida, el amor y de allí se desprende el perdón, la paz, la serenidad y la fe en ti mismo. Entonces todas las piezas encajan y al fin comprendes. Todo comienza y termina en ti. Cada uno de nosotros somos la presencia Yo Soy conectada con Dios todo el tiempo. Sí, todo el tiempo. Pero ¿cuánto tiempo me ha costado entender que somos creadores de nuestras realidades, que nuestros pensamientos tienen energía que se cristaliza y de ahí la importancia de pensar positivamente? ¿Cuánto tiempo me ha costado entender que no hay por qué preocuparse, porque solo debemos ocuparnos? y ¿Cuánto tiempo me ha costado entender que lo que ha de ser, será, y, que mientras tanto, viva, viva, viva en armonía?
Aún siento que todo esto es estar subida en una tabla de surfing y que cada día tengo que tratar de no caer en las profundas aguas del pesimismo, de la ira, la depresión, el miedo o la frustración. Especialmente viviendo en un mundo en el que el consumismo, los valores invertidos y lo superficial tienen un protagonismo exagerado y en el que el ego es el rey de la fiesta y el apego el príncipe de la historia. El ego y el apego son las dos armas letales en contra de la espiritualidad, de la vida plena, sencilla y pacífica. Cuando nos desprendemos del ego, nos quitamos un gran peso de encima. Cuando no estamos apegados a nada, somos libres.
A pesar de que mi querido Edgar dice que avanzo, sigo sobre mi tabla, sorteando las olas, girando a diestra y siniestra para no caer, manteniendo el enfoque, soltando el pasado, sin expectativas del futuro,  visualizando con armonía y viviendo aquí y ahora.  Lo estoy logrando, porque quiero lograrlo. Porque creo, confío y siento.

jueves, 9 de mayo de 2013

Dos noches mirando la noche



Las coincidencias no son coincidencias, porque no existen. Todo tiene un propósito y, usualmente, lo descubrimos cuando dejamos de buscarlo. No sé por qué pasé dos noches mirando la noche de Santo Domingo, hablando de temas tan variopintos como productos lácteos y relaciones de pareja.
Pero sé que la sensación de bienestar y de empatía eventualmente conducirá a algo importante. Ver a mi interlocutor me hacía verme a mí misma.  Saber un poco de su historia fue escuchar la mía.  Despedirme fue despedirme de la ilusión y hacer el ejercicio del desapego para empezar a fluir.  Haber compartido con él me provocó la gratitud que debe ser el sentimiento presente en nuestro amanecer.

De vez en cuando la vida te empuja fuera de la cotidianidad y te salpica con chispas de esperanzas, grandes esperanzas que caben en el puño de un niño recién nacido.

Adelante vida, sorprendenos otra vez.



domingo, 5 de mayo de 2013

La casa de los huéspedes



“Esto de ser humano es cómo administrar una casa de huéspedes.
Cada día una nueva visita, una alegría, una tristeza, una decepción, una maldad,
alguna felicidad momentánea, que llega como un visitante inesperado.
Dales la bienvenida y acógelos a todos ellos, incluso si son un grupo penoso que desvalija
completamente tu casa. Trata a cada huésped honorablemente, pues podría estar haciendo espacio 
para una nueva delicia.
El pensamiento oscuro, lo vergonzante, lo malvado, recíbelos en tu puerta sonriendo e  invítalos a entrar.
Agradece a todos los que vengan pues se puede decir de ellos, que han sido enviados como guías del más allá”.

Poema del místico oriental Rumi