https://www.youtube.com/watch?v=io0uqrp9dco
La
diferencia relativa en la intensidad entre un punto de una imagen y sus
alrededores, se llama contraste.
Contraste no solo es la imagen o el punto, es más
complicado que ver un destello rojo en un lienzo negro. Contraste es caminar
como si nadie se diera cuenta de tus pasos. Es parecer que no existes y tener
un mundo fantástico y bidimensional en tu interior.
Sí, contraste es ver una avenida céntrica atiborrada
de los carros de última generación y, una carreta arrastrada por una pobre
caballo que no entiende por qué debe ser la víctima del látigo del mal llamado dueño.
Son los edificios sin muchas paredes y cristal en demasía
en el mejor sector de la gran ciudad, mientras que en aquel campo olvidado,
tierra de nadie, las casitas de zinc se tambalean cuando el cielo sopla.
Y contraste es tener un directorio virtual y vínculos
en la web, sin embargo desear estar en silencio y en el absoluto anonimato,
para llegar a esa esquina solitaria, libreta en mano y escribir sobre el día.
Contraste es reír, saltar, trabajar y mecánicamente
vivir, mientras internamente crece el hueco donde habita la tristeza, justo en
el medio del plexo solar.
El mayor contraste es aquel que no se conoce pero se
cree conocer. El que nunca se pensó, pero empieza a nacer. El que no se
pronuncia, pero se escucha y el que se espera, pero no llega; el mismo que se
pretende no querer, pero se quiere. Y, mientras tanto, el contraste es hacer
pensar una cosa, muy distinta a la realidad, aunque en realidad, nadie sabe qué es la realidad.
Entre tanto y tanto, el contraste es estar despierto y soñar con lo que podría ser, si no se estuviera despierto.
Se sueña un pequeño sueño.
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