Todo es un azar que lleva a una causa, que es el hilo conductor para cada azar. De esto trata este blog. Es una causa y es un azar. Esto hace que se manifiesten muchas otras causas y muchos otros azares. Sin frecuencias, sin definiciones, sin especificaciones. Es para todos y es nada, para ser todo.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
El cine de Raúl
Lo conocí en la Universidad Católica. El era un estudiante ávido de aprender. Siempre corriendo la milla extra, investigando un poco más. Su humor, tan característico y que gracias a los dioses conserva, tocaba antes que él la puerta. De hecho, muchas veces, este humor vestido de un divertido sarcasmo es la chispa de muchas de sus críticas. Por Raúl Miranda nació mi interés hacia el cine, pero no el cine socialité, ese de comprar la taquilla, las palomitas y al terminar la película decir me gustó, no me gustó. El cine de Raúl es el crítico. Cuando el grupito de comunicación social iba al cine como turba, mirando hacia atrás para saber quién llegaba o hacia delante, para saber quién ya estaba, Raúl tenía los ojos clavados en la pantalla y a la salida, me decía todo lo que no “pude” ver. El sonido, la dirección fotográfica, la secuencia de las escenas, las expresiones y diálogos de los actores y solo luego de este exacerbado análisis sentenciaba cual Salomón: me gusta o no me gusta. Esa semilla de crítico fue sembrada en mi subconsciente y por eso, ninguna película, serie, documental o comercial se escapa a ese ojo crítico medio miope que tengo. Y por eso hoy me regalo colocar en mi blog una de sus críticas. Gracias a Raúl, mi amigo de siempre.
"Eat Pray Love tiene todo lo necesario para ser una excelente película: la envolvente sonrisa de Julia Roberts, el magnetismo de Javier Bardem y la delicia del “bello farniente” italiano… sin embargo, fracasa miserablemente en el intento.
A propósito de Italia, cuentan que un arquitecto italiano encontró una lámpara mágica y el genio le concedió un deseo. El hombre pidió un puente de Roma a Sicilia y el genio de inmediato le dijo que era imposible, que pidiera otra cosa. – Entonces, quiero poder entender a las mujeres, dijo el arquitecto. El genio perplejo respondió: El puente ¿lo quieres de dos carriles o cuatro?
Dicho esto, y a sabiendas de que en breve me llamarán cretino, imbécil y no sé cuantos calificativos más, debo subrayar que el film está basado en un libro escrito por una mujer (Elizabeth Gilbert.) Es decir, que haya resultado incomprensible desde el punto de vista de un hombre no ha de extrañar a nadie.
Pero más que incomprensible, la palabra es incongruente… es que nada me cuadra. Liz (Roberts) está casada con Stephen (Billy Crudup) un desgraciado mujeriego, alcohólico, que abusa física y sicológicamente de ella (no, mentira, esa es una adaptación que acabo de hacerle al guión para darle un poco de sentido) En fin, Liz es infeliz, se casó muy joven (mínimo a los 40 años) y no sabe lo que quiere. Le rezó a Dios y a los cinco minutos ya lo había resuelto. El divorcio fue su solución.
¡Qué vaina! y Stephen que me caía de lo más bien, se veía un tipo chévere, y queda evidenciado al final de la película, pero esa es otra cosa. Además, genuinamente estaba enamorado de Liz. Bueno, pero no todas las historias tienen un final feliz, ¿verdad? Y menos si dependen del siniestro cerebro femenino (más maldiciones). Si ustedes supieran lo buena gente que soy. Hay Dios, perdónalas.
Pues bien, mi admirado Stephen aún no ha firmado el divorcio y ya la infeliz y desdichada Liz entabla una candente relación con David (James Franco), pero al poco tiempo se siente igual de desgraciada, así que decide tomarse un año sabático viajando por Italia, India e Indonesia, dejando todo atrás, marido, novio, amigos…
Los 10 minutos de Italia son interesantes, visualmente es difícil no entretenerse viendo la variedad de la cocina italiana y las botellas descorchadas de vino tinto. Honestamente, me dio hambre y más aún cuando comienza la letanía en India e Indonesia.
Ya ha pasado hora y media y comienzo a rezar para que acabe pronto este martirio, entonces llega Felipe (Bardem) como Robin Hood, a salvar a los pobres.
Agonizante, con hambre y encomendado al Señor pude ver los últimos 35 minutos de la cinta y hasta una lagrimita dejé escapar, qué puedo decir, el malvado de Javier me conmovió con otra brillante actuación, por eso sigo amando el cine, a pesar de las pruebas que nos pone Hollywood". Raúl Miranda.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Wao! cuántos piropos... me siento como los Cherry Blossoms en primavera.
ResponderEliminar