Muchas personas han pasado y
seguido su camino. Muchas han pasado y se han quedado. Muchas, aún no pasan y honestamente las espero. Uniendo los eslabones de imágenes entre el pasado y el presente, un inmenso
y glorioso sentimiento de gratitud me invade. No queda un solo rincón de mi
alma, que no exclame con las fuerzas de los vientos la palabra "gracias" a todos los seres que he conocido en el trayecto de mi
vida. Algunos de esos seres han sido maravillosos, elevados, sabios. Otros, prácticos, pragmáticos,
sinceros. Los ha habido sobreprotectores y, otros, despistados. Sí, también he
conocido los injustos, egoístas y envidiosos. Y claro, los depredadores que
siempre están justo al lado del camino, pero para hacernos aprender, su única misión. Esos son los lobos de
mar, rudos y toscos que han provocado mi océano. Porque de eso se trata; un mar en
calma nunca hizo expertos marineros, es lo que dicen y es lo que es.
He conocido seres espirituales,
ateos, fanáticos, agnósticos y hasta elementales. He estado junto con obsesivos, los de exceso de ego y los carentes de ego. He compartido con amigos y
con amigos que no lo son. He llorado en los hombros de personas apacibles y
dulces. Y he hecho catarsis con gente solidaria y de temple. He reído hasta que
mis dientes han parado, en medio de grupos de personas variopintas, sin credo, con credo, nacionales y extranjeros, heterosexuales, homosexuales y los que aún están en el closet y no saben cuándo
salir…grandes amigos, de los que atesoro hermosos recuerdos. Con los que tengo mis valiosas vivencias.
He tomado un buen vino con
insensibles. He tomado un vino muy malo con criaturas maravillosas y evolucionadas. He disertado con pseudo intelectuales y también con grandes intelectuales. He cantado las canciones de mi Billie Holiday con personas que no han tenido ni la más remota idea de quién fue ella y he analizado El Padrino (I, II y III) y House of Cards con críticos objetivos e inteligentes. He escudriñado la personalidad de Emma Bovary con conocedores de la Literatura y con algunos que nunca han tocado un libro.
Muchas
personas me han tendido la mano, el brazo y el corazón y, por ellos hoy estoy aquí.
En mis peores momentos, he tenido un par de abrazos para cobijar mis penas. En ocasiones oscuras y desesperantes, han aparecido mágicamente personas que me aúpan y no
me permiten retroceder. Algunas de ellas aún me hablan, otras siguieron su sendero. Todos tenemos nuestro ciclo.
En mis mejores circunstancias, he
probado la amargura de la deslealtad y la mentira, porque así es la vida y así es Murphy con su Ley. Pero gracias, gracias,
gracias por estar allí, a todo aquel que estuvo y está, de una u otra forma, en
la distancia y en la cercanía. Gracias, gracias, gracias por cada palabra, por
cada oración, por cada carcajada y hasta por las indiferencias. Gracias a las personas que fueron efímeras en su trato, a las que conozco de toda la
vida, a las que acabo de conocer, a esas que acabo de “descubrir” y a todas las que me faltan también.
Gracias, gracias, gracias porque muchos me aceptan tal y cómo soy, con mi cruzada por los animales indefensos, mis inciensos, mi enfatuación hacia Kevin Spacey y mi rechazo (obvio) hacia Rihanna. Y claro, gracias por aceptarme con mi sarcasmo cotidiano. Gracias, gracias, gracias por las lindas palabras que bailan en mi conciencia, porque a pesar de no saberlo, al parecer si me voy algún día (hipotéticamente hablando) hacia una tierra lejana y extraña, dos o tres personas me extrañarían. Sí, a mi!
Me siento afortunada por el amor
que he recibido en todas sus diversas formas, texturas y sabores. Me siento afortunada por todas
las veces en las que fui engañada y lacerada. Ambas experiencias extremas han
hecho posible que hoy escriba este post. Todo tiene un propósito y una razón. Todo
tiene una causa y un efecto. Nada de lo vivido ha sido tiempo perdido, porque
cada momento se ha convertido y transformado en experiencias que laten en cada uno de mis chakras y me llenan de orgullo. Hoy puedo decirle a la vida a todo pulmón: "hey, pruebame, que resistiré".
Gracias, gracias, gracias porque tuve el mejor amigo del mundo y zonas aledañas, mi padre, mi maestro,
el amor de mi vida. Quien me enseñó el valor de la humildad y la honorabilidad
y quien me quiso hasta su último respiro en este plano. Quien a través de su
alma, acompaña cada paso que mis pies seis y medio recorren. Y mil gracias más porque tengo un gran amigo en esta vida y de muchas anteriores, mi hijo Manuel.
Soy afortunada y bendecida porque cada día comparto con grandes personas, quienes desde sus circunstancias se
esfuerzan por dar lo mejor de sí y hacer de nuestra nación, un lugar mejor, ese país en el mundo que Pedro Mir soñó.
Gracias, gracias, gracias por todo y por tanto. Namastè hacia la vida porque siempre, siempre, siempre tengo la posibilidad de ir a donde todos -muchos o pocos- conocen mi
nombre y se alegran de verme.