jueves, 18 de agosto de 2011

Misión cumplida. Lecciones aprendidas.


Fue un viaje diferente. De Santo Domingo a Punta Cana la selección musical fue the best of the best del Dembow dominicano. Esto, sin dudas, me invitó a la reflexión. Me puso en el "mood".
Llegamos al Hard Rock Hotel e inspeccionamos las áreas para convenciones. El lugar es sencillamente mortal.
Almorzamos. Cuando unos tomaban el café y otros el helado, Giselle, con madurez desbordante dijo: “Todo lo que vives es fruto de tu elección. Si quieres saber si debes seguir viviéndolo, cierra los ojos y pregúntate si te hace feliz”. Todas las escenas de mi realidad, desfilaron delante de mis ojos como si fuera el tráiler de una película de Woody Allen, con música de Billie Holiday incluida.
No era feliz. Era una gata sobre el tejado de zinc caliente. Luchaba contra mil quinientos molinos de viento. Y todo había sido fruto de mi elección. Desde la A hasta Z. Lo admito. Cada vez que caía en un abismo, saltaba, solo para caer en el otro. Porque, es que no era feliz. La negación no es tu amiga, mucho menos, la evasión.
Entendí que no soy Atlas cargando la Tierra y que no tengo que ser perfecta. Reaccioné. No tengo que aceptar lo que no quiero. El cambio no es un monstruo verde que te asustará a mitad de la noche. Es tiempo de cambiar… para avanzar.
Soy yo, Karyna. Dominicana y mayor de edad. Me gustan las habichuelas rojas. Crecí escuchando a Julio Iglesias y José Luis Perales y, por eso, no estoy irremediablemente sorda. Mi casa, a partir de hoy, tendrá la decoración que me guste, aunque no esté atada a los parámetros del diseño de interiores internacional.
De vez en cuando voy a bailar. Y admito que entre mis libros está Isabel Allende y Paulo Coelho. Yo no quiero consumirme en la nostalgia de los recuerdos ni entre fotos borrosas de mi infancia.
No entran en negociación la verdad, el pudor y la justicia. Seguiré siendo espiritual hasta el último día de mi vida. Y detesto los complejos de Edipo y Electra.
Misión cumplida. Lecciones aprendidas. No puedes pedir lo que no das. No puedes dar lo que no tienes. No esperes caricias luego de arañazos. Y por encima de todo, no puedes borrar las consecuencias de tus actos.