Tres años.
Hoy tienes tres años en otro plano y nivel de conciencia. Tu espíritu evoluciona y se convierte en luz.
Me parece que hace siglos que no te veo, pero el dolor sigue intacto en el mismo centro de mi corazón, latiendo sin querer latir, doliendo sin querer doler.
El primer año tenía mucho que escribirte, vivimos apagando fuegos que se encendían de nuevo, quitando máscaras y obviando palabras y hechos que me rasgaban el alma. El segundo año, escribí menos, las aguas volvían a su nivel y cada cual se situaba en el lugar que le correspondía por su condición y circunstancias. Este año, hoy, sólo quiero decirte que te quiero y que no te olvido. Las letras están de más, porque cada día tengo menos fuerzas para escribir que te extraño y que el mundo, para mí no es mundo, porque no estás conmigo. Ya no quiero escribir, me basta con lo que siento.
Hay que seguir papi, viviendo, respirando, perdiendo la capacidad de asombro ante situaciones que nos pasan o personas que pasan. Mientras tanto, yo sólo quisiera estar sentada una vez más en tus piernas, sintiendo el aroma de la tarde, en tu terraza. Si tan sólo te hubiese podido abrazar una vez más, antes de que te fueras y todas las piezas del rompecabezas se perdieran.
Tres años. Y sólo quiero decirte que te extraño y te quiero con todas mis fuerzas.
Hoy tienes tres años en otro plano y nivel de conciencia. Tu espíritu evoluciona y se convierte en luz.
Me parece que hace siglos que no te veo, pero el dolor sigue intacto en el mismo centro de mi corazón, latiendo sin querer latir, doliendo sin querer doler.
El primer año tenía mucho que escribirte, vivimos apagando fuegos que se encendían de nuevo, quitando máscaras y obviando palabras y hechos que me rasgaban el alma. El segundo año, escribí menos, las aguas volvían a su nivel y cada cual se situaba en el lugar que le correspondía por su condición y circunstancias. Este año, hoy, sólo quiero decirte que te quiero y que no te olvido. Las letras están de más, porque cada día tengo menos fuerzas para escribir que te extraño y que el mundo, para mí no es mundo, porque no estás conmigo. Ya no quiero escribir, me basta con lo que siento.
Hay que seguir papi, viviendo, respirando, perdiendo la capacidad de asombro ante situaciones que nos pasan o personas que pasan. Mientras tanto, yo sólo quisiera estar sentada una vez más en tus piernas, sintiendo el aroma de la tarde, en tu terraza. Si tan sólo te hubiese podido abrazar una vez más, antes de que te fueras y todas las piezas del rompecabezas se perdieran.
Tres años. Y sólo quiero decirte que te extraño y te quiero con todas mis fuerzas.